Los damnificados del “efecto AMLO” son muchos, pero vamos a comenzar con los principales, los que agrupan a la mayoría de los políticos que “ordeñaron” este País durante décadas: el PRI y el PAN.
De un día para otro, el PRI pasó de ser un partido político “omnipresente” a una especie de cofradía marginal, donde apenas 12 gobernadores intentarán sacar adelante lo que quedó del desastre.
Con apenas 15 senadores y 45 diputados federales ni siquiera les alcanza para estorbar, se han convertido en un elefante al que le robaron el cuerpo y lo dejaron en el puro esqueleto.
Sin el liderazgo de un Presidente priista y sin la base de votantes que le arrebató Morena, el PRI camina en los puros harapos porque también perderá los millones de pesos que le entregaba el sistema nada más por existir.
Basta con imaginarse los miles de priistas distribuidos por todas las delegaciones federales a lo largo y ancho de México que se quedarán sin trabajo.
La guerra en el PAN
El PAN despertó de la pesadilla y comienza a buscar culpables, el problema es que todos apuntan a su candidato, Ricardo Anaya.
El panista es acusado de destruir el partido para quedarse con la candidatura, en el camino quedaron cientos de panistas exiliados por gusto o a la fuerza, todo para que Anaya sólo consiguiera ganar en un estado, Guanajuato.
Y no es sólo lo que ganó, sino lo que perdió. El PAN vivía cómodamente de su base de votantes en el norte del País y gran parte de los estados del centro, donde ahora todo es territorio de Morena.
Anaya entregará muy malas cuentas: En la histórica elección el PAN ganó tres gubernaturas, 24 senadurías y 82 diputados federales.
El problema es que no hay a quién entregarle, en el PAN no queda nadie.
Los gobernadores comienzan a presionar para exigir que Anaya enfrente su responsabilidad, lo que significa que piden su cabeza.
Comienza a sonar la palabra “refundación”, quizá la única salida.
Soledad en Sinaloa
Ayer, a Carlos Gandarilla García, presidente del PRI en Sinaloa, no le quedó de otra que aceptar la derrota que dejó al PRI con casi nulo poder político por al menos tres años en Sinaloa y en la Federación.
Perdieron todas las diputaciones federales, perdieron Mazatlán, Ahome, Guasave y sorpresivamente Culiacán.
La derrotas en los cuatro municipios más grandes son quizá lo más doloroso para los partidos grandes como el PAN y el PRI.
Culiacán era el buque insignia del PRI, donde ni siquiera hubo necesidad de hacer una elección interna, Jesús Valdés parecía la columna en la que estaba edificada su victoria, pero terminó arrasado por un desconocido en términos electorales.
En Ahome el dolor fue diferente, alguna vez la tierra prometida del PRI y la que sólo los traicionó una vez, cuando se vio obligada a votar por Mario López Valdez.
Mazatlán también le dolió al PRI, la joya turística es el terreno del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, pero la marea morena no tuvo contemplaciones ni perdonó geografías, arrastró parejo.
Al inicio del proceso electoral hasta los panistas suspiraban con dar la sorpresa en Mazatlán, incluso rescataron del infierno del ostracismo a “El Diablo”, Alejandro Higuera Osuna, pero no consiguió asustar a nadie.
Ayer, las instalaciones del PRI parecía un panteón y las del PAN un páramo arrasado.
Arrastrados
por la marea
Otros de los damnificados por el “tsunami” Morena fueron los candidatos independientes, proyectos de años quedaron reducidos a cenizas.
El problema es que mientras los independientes picaban piedra para hacer un boquete en el muro, Morena llegó y derribó el muro.
Los independientes terminaron siendo atropellados por el huracán, ayer Manuel Clouthier, ex candidato al Senado, anunció que se retiraba de la política electoral, aunque seguirá participando en política de algún modo.
El destino
de Pucheta
Poco a poco se aclara el destino de la actual Alcaldía de Mazatlán, y por lo tanto del Alcalde con licencia Fernando Pucheta.
Desde los pasillos del poder aseguran que Pucheta no regresará a la Presidencia Municipal, una decisión que seguramente emana del “tercer piso” y que podría ser el resultado de una negociación previa.
El destino del Alcalde por un año y un mes parece ser la subdirección de Turismo del Estado, un puesto relativamente tranquilo y que Pucheta conoce muy bien.
El puesto es el responsable del enlace con los empresarios turísticos y participa en la promoción del puerto, dos trabajos en los que ya tiene experiencia.
En la Alcaldía seguiría al mando José Joel Boucieguez Lizárraga, el administrador preferido del Gobernador Quirino Ordaz Coppel y el funcionario que trajo tranquilidad y orden a la Presidencia Municipal.
El desenlace está lejos de terminar, las cosas están amarradas con un hilo muy delgado.
Seguiremos atentos.
