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"Malecón"

"Cambio de protocolo"

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MALECÓN
09/12/2018

    La primera visita de  Andrés Manuel López Obrador a Sinaloa, ya como Presidente, marcó el estilo de lo que será su forma de visitar los estados.
    Por más que quiera desaparecer los protocolos, López Obrador y su equipo tienen que aceptar que la llegada de un Presidente a un estado del interior de la República exige la creación de un protocolo.
    El viernes pisó Mazatlán apenas unos minutos, porque la verdad iba para la zona norte de Nayarit y la ruta comercial más cercana aterrizaba en el puerto, así que visitó Sinaloa por pura necesidad, pero aún así provocó la movilización de dos gobernadores y dos alcaldes.
    Pero vamos por partes, para entender los cambios de las visitas de los anteriores presidentes y el tabasqueño.
     
    El ahorro
    Antes de López Obrador, la visita de un Presidente causaba una extraordinaria movilización, incluso desde antes de salir de la Ciudad de México.
    Para empezar, todos los vuelos del Aeropuerto de la Ciudad de México se detenían, a veces más de una hora, para que el avión del Presidente pudiera despegar, causando demoras, pérdidas y muchas molestias a los pasajeros.
    Eso sin hablar del movimiento del Estado Mayor Presidencial desde semanas antes a supervisar y preparar el operativo de seguridad en la ciudad destino, donde colonias enteras eran cerradas para que el Presidente caminara por las calles.
    Además se habilitaban hasta cuatro helicópteros que lo trasladaban desde el aeropuerto donde aterrizaba al lugar donde asistiría al acto oficial.
    Todo esto provocaba el movimiento de cientos de personas, además del traslado y acuartelamiento de miles de agentes de todas las corporaciones de seguridad estatales y municipales, y el Ejército y la Armada.
    Todo esto costaba mucho dinero. Y todo desapareció de un plumazo cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador se subió a un avión comercial y aterrizó en Mazatlán.
     
    Los protocolos
    Cuando llegaba un Presidente a un Estado debía recibirlo el Gobernador y los alcaldes involucrados en la visita, y si viajaba la primera dama, había que invitar a la esposa del Gobernador para que la recibiera.
    En esta visita presidencial quedó claro que los gobernadores y alcaldes no pueden olvidarse del protocolo tan fácilmente, simplemente por cortesía política o por defender los intereses de las comunidades que representan.
    En esta ocasión la diferencia fue que el Gobernador  Quirino Ordaz Coppel no esperó en la pista, donde se esperaba apenas el mes pasado a un Presidente.
    En esta ocasión el Gobernador y los alcaldes de Mazatlán y Culiacán esperaron pacientemente en la democrática sala para recibir a los pasajeros.
    La diferencia, en esta ocasión es que hubo dos gobernadores, porque también se apersonó en el aeropuerto el Gobernador de Nayarit,  Antonio Echevarría García. 
    El Gobernador de Sinaloa le dio la bienvenida y el Gobernador de Nayarit le dio raite rumbo a las comunidades del norte de Nayarit, afectadas por el paso del Huracán Willa.
    Los nuevos tiempos exigen nuevos protocolos, la ventaja es que ahora serán más baratos, no causarán tantas molestias a la ciudadanía y permitirán a muchos ver de cerca al Presidente. 
       
    La temida corrupción 
    El sábado Noroeste dio a conocer los resultados de la encuesta sobre corrupción del INEGI.
    Y de acuerdo a la encuesta, en Sinaloa el primer año de la administración actual, de cada 100 mil habitantes, 14 mil han sido víctimas de actos deshonestos y abusos por parte de autoridades.
    Se trata de la encuesta Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental.
    La tasa en Sinaloa de acuerdo al INEGI, en el año 2013 era de 9 mil 883 víctimas de corrupción por cada 100 mil habitantes y en el 2015 fue de 18 mil 144, esto durante el sexenio de Mario López Valdez, llegando a ocupar el segundo lugar a nivel nacional.
    Llama la atención que el organismo integra la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas, donde refiere que en este 2018, el 2.7 por ciento de los negocios y comercios en Sinaloa reportó sufrir actos de corrupción, colocándose entre los cuatro estados con más bajo porcentaje.
     
    Los mexicanos 
    quieren castigar
    Y hablando de encuestas, hay una de Gabinete de Comunicación Estratégica, que revela que la mayoría de mexicanos rechaza el perdón a políticos corruptos y se inclina porque se castigue delitos cometidos por ex presidentes.
    Esto contradice el discurso “conciliador” del Presidente, Andrés Manuel López Obrador.
    El tabasqueño no solo busca la paz, pero también aclaró que no quiere provocar una parálisis del Congreso por andar persiguiendo a los corruptos.
    Entendemos el punto del Presidente, pero los mexicanos también votamos por que se haga justicia, porque la impunidad sólo se combate con justicia.
    Y por cierto, en esta encuesta los ex presidentes son señalados entre los más corruptos, de acuerdo a la percepción ciudadana, claro.