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"¿Qué está pasando con el cristianismo?"

"Veamos algunos datos duros: las iglesias se están vaciando y no sólo en Europa, sino también en América Latina"

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21/07/2010 00:00

    Si esto no es una crisis, entonces no sé qué es una crisis. Me parece sin embargo evidente que el cristianismo está pasando por una sacudida como pocas ha tenido en su larga historia. El asunto tiene que ver con la pederastia, pero no únicamente. Veamos algunos datos duros: las iglesias se están vaciando y no sólo en Europa, sino también en América Latina. En algunos lugares, como en Europa del Norte, las Iglesias se están convirtiendo abiertamente en museos. Me ha tocado ver el fenómeno en muchas iglesias destinadas al culto protestante, convertidas en centros de exposiciones. Pero también en iglesias destinadas al culto católico. Incluso un lugar tan emblemático como Notre Dame de París es hoy más bien un lugar eminentemente turístico, aunque en algunos horarios reducidos haya misas y celebraciones litúrgicas.
    El fenómeno puede parecer exclusivamente europeo, pero lo cierto es que incluso en América Latina, la región más católica del mundo, las iglesias ya no se llenan y más bien tienden a vaciarse, salvo para ritos de paso o festividades muy específicas. Hay que aclarar: Lo anterior no quiere decir que la gente está dejando de creer, sino que un cierto modelo de Iglesia, de convicciones religiosas y de prácticas cotidianas ligadas a ellas ya no funciona.
    Las muchas y variadas peregrinaciones y otras manifestaciones de religiosidad popular no contradicen lo anterior. Por ejemplo, como me confesó un alto dirigente de una organización laica ligada a la Iglesia católica hace algunos meses, en las grandes jornadas mundiales de la juventud, convertidas en encuentros centrales para el Papa, luego se encuentran condones tirados por todos lados.
    Una segunda señal de la crisis actual del cristianismo es la ola de denuncias por abuso sexual y de otro tipo en contra de sacerdotes y obispos de la Iglesia católica, pero también de otras Iglesias cristianas. La publicación por el Vaticano de normas más estrictas para luchar contra la pederastia y otros delitos graves es prueba de las dificultades que tiene la pesada estructura institucional católica para hacer frente a un fenómeno que se está denunciando a gritos y por todos los medios desde por lo menos hace una década.
    Pero además de ello, que en la publicación de estas normas se incluyera tanto el abuso a menores como la paido-pornografía y que en el mismo documento se hiciera referencia a la apostasía, la herejía y el cisma, así como al intento de conferir las órdenes sagradas a una mujer en el listado de delitos graves, muestra claramente que la burocracia vaticana tiene una escala de valores muy cuestionable y todavía no entiende la indignada reacción tanto de sus feligreses como del público en general. Poner en el mismo nivel a alguien que deja de ser católico, apóstata, con el de un abusador de menores, significa que a algunos jerarcas todavía no terminan de entender el tamaño de los crímenes sacerdotales. Parecería que la Iglesia católica está más preocupada por el bienestar de la institución que por el bien de los niños o de sus feligreses.
    El tercer elemento de esta evidente crisis se encuentra por lo tanto en el creciente abismo entre la percepción de un creciente número de cristianos y la de la dirigencia religiosa de la Iglesia católica, así como de muchas otras Iglesias cristianas, respecto a temas básicos de derechos humanos.
    No deja de ser paradójico que mientras que algunos gobiernos civiles en América Latina están garantizando los derechos de los homosexuales y de las mujeres, muchas Iglesias cristianas siguen empeñadas en ser formalmente discriminatorias y en negar iguales derechos a todas y todos. Me parece por lo tanto lógico que muchas y muchos cristianos simple y sencillamente no se reconozcan en instituciones arcaicas, anquilosadas, pero sobre todo negadoras de los más básicos derechos humanos y más bien portadoras de mensajes autoritarios y antidemocráticos.
    El problema de la Iglesias cristianas, más que del cristianismo, en la actualidad es entonces el conjunto de valores que la modernidad introdujo y a los cuales no ha podido adaptarse desde hace por lo menos tres siglos. Tanto en las sociedades más secularizadas como en las más religiosas, las instituciones eclesiásticas no parecen estar respondiendo a las expectativas de los creyentes.
    Como el propio Papa Benito XVI señaló hace unas semanas, cuando anunció la creación del Consejo Pontificio para evangelizar Occidente, "hay regiones en el mundo donde el Evangelio echó raíces a lo largo de los tiempos, dando lugar a una verdadera tradición cristiana, pero donde en los últimos siglos, con dinámicas complejas, el proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y la pertenencia a la Iglesia".
    Tiene razón el papa, pero sobre todo en lo segundo. En realidad, sí existe un proceso social que ha impactado entre los creyentes en la idea de pertenencia a la Iglesia, pero la que ha perdido el rumbo y está experimentando una crisis del sentido de la fe cristiana es más bien la propia institución eclesiástica.
    Mientras no se de cuenta de ello y siga distanciándose de los valores de las sociedades modernas, difícilmente el cristianismo podrá volver a evangelizarlas.

    *blancart@colmex.mx