El olor a impunidad ya impregnó el caso del homicidio de Javier Valdez.
El asunto es sencillo: por tratarse de un periodista y escritor de alto perfil y respetado en el ámbito internacional, se pensó que el caso se esclarecería.
Que las fiscalías del Estado y la Especial para la Atención de los Delitos contra la Libertad de Expresión tendrían el interés para dar resultados y enviar señales positivas sobre su trabajo, pero no.
El sábado se cumplieron dos meses del asesinato de Javier y hay dos cosas concretas solamente: Una muralla de secrecía y una nube de incertidumbre sobre la familias, colegas y amigos.
No hay nada, no hay nada, no hay nada… se escucha con frecuencia entre el gremio periodístico local, nacional e internacional.
“A dos meses de haber sido asesinado no hay señal de mínima respuesta, tenemos derecho a saber la verdad, ¿por qué lo mataron?”, expresó Griselda Triana, esposa de Javier, durante un homenaje realizado el sábado en la Ciudad de México.
“Lo único que nos queda es exigir respuesta, que este Gobierno nos diga por qué fue y que ningún crimen como el de Javier se repita porque ningún periodista íntegro merece morir asesinado”.
Y de ahí se deriva una tercera verdad: el gremio se siente vulnerable.
Si no hay respuesta de las autoridades en un caso de un periodista reconocido internacionalmente, ¿qué posibilidades de justicia habría para el resto?
Los fiscales de la papa caliente
A dos meses del asesinato de Javier Valdez, tampoco ni siquiera queda claro quién es el responsable de la investigación.
¿A quién le vamos a reclamar por la impunidad? ¿Al Fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo? ¿O a Ricardo Sánchez, titular de la FEADLE?
Ahorita el caso es de las dos fiscalías y de ninguna, a la vez.
Según esto, que las dos tengan su respectiva investigación es producto de una estrategia jurídica de Estavillo y Sánchez, pero a 60 días no se ve resultado de esa “estrategia”.
Parece más una maniobra para dejar pasar el tiempo y que se olvide el caso.
Una maniobra que ha sido muy exitosa para la gente en el poder en la historia de la administración de justicia en México.
¿Tiene miedo?
También despierta sospechas el hecho de que Juan José Ríos Estavillo prefiera pagar un alto costo político para su trayectoria que ser más transparente en el caso de Javier Valdez, pero, sobre todo, eficaz y resolver el caso para llegar a la verdad.
¿Quién lo mandó matar? ¿Quién fue el autor intelectual? y ¿por qué?, señor Fiscal.
Más trabajo
Y si aún no resuelven el caso de Javier Valdez, tampoco lo han hecho en los casos del médico, maestros, abogado, fotógrafo y un largo etcétera asesinados en lo que va del primer semestre del gobierno de Quirino Ordaz Coppel.
A eso se suman las denuncias penales que la Auditoría Superior del Estado ha interpuesto por probables casos de corrupción y las que se supone interpondrá la Secretaría de Transparencia.
La estrategia en todos los casos es la misma, el Gobernador traslada la “pelotita” a los fiscales y él se lava las manos, mientras los fiscales se hacen “locos”, dejan pasar el tiempo y no resuelven nada.
¿Sí resolverá el Fiscal esos casos, o también ahí el miedo jugará un papel?
Imaginé lector si pudiéramos castigar a los fiscales que no hacen su trabajo, por lo menos serviría para que a los señores les diera vergüenza y dejaran de cobrar por no hacer nada.
Huele a miedo
El chisme corrió de inmediato.
El fin de semana trascendió que el ex Gobernador Mario López Valdez se reunió con actores de la política local en Culiacán, en conocido hotel del Tres Ríos.
Entre ellos el Diputado local Aarón Rivas, de quien sabemos su lealtad política con el Gober de la cadera flexible.
López Valdez reapareció en tierras sinaloenses “casualmente” tras la publicación de los actos de corrupción de Ernesto Echeverría en Salud y el anuncio de denuncias contra funcionarios del malovismo, por parte de la Auditoría Superior del Estado y la Secretaría de Transparencia.
Dice los que saben que toda política es local y el ex Gobernador lo entiende mejor que nadie.
Más vale operar ya de cara a la discusión de las cuentas públicas que se viene.
El miedo no anda en burro.
De visita en Mazatlán
Y como si estuviera en sus mejores tiempos como Gobernador pachanguero, cuando se movía en helicóptero desde Culiacán a Mazatlán y luego a Los Mochis en un mismo día, el sábado se vio a Mario López Valdez en Mazatlán.
En esta ocasión, el ex Gobernador no visitó sus colonias favoritas, allá donde le pedían que bailara y se pusiera una máscara de luchador.
Ahora la máscara le hubiera servido para ocultarse, después de los escándalos que comienzan a brotar cada que revisan las cuentas que dejó en las arcas del estado.
En el puerto se reunió con un grupo cercano de amigos, pero de la prensa no quiso saber nada.