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"El monopolio de las fuentes"

"Nuestro periodismo de nota roja no investiga"

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07/04/2010 00:00

    Gabriel Székely

    Nuestro periodismo de nota roja no investiga. Se atiene a las declaraciones y filtraciones de las autoridades policiacas, que tampoco investigan.
    La novedad es que ahora el más alto exponente vivo del periodismo mexicano cambia de fuentes: acepta la invitación a visitar a un criminal, no para investigar sus crímenes, sino para transmitir sus mensajes en su nueva condición de poder y fuente de opinión que concurre a definir la agenda del debate público.
    Ello, en el mismo plano en que el tema colocado anteayer con su iniciativa de combate a los monopolios, el Presidente trató de recobrar el control de la agenda pública y no necesariamente de combatir a los monopolios. No al menos en este año en que la cosecha legislativa se espera más magra que de costumbre. Y esto nos conduciría a comprobar una vez más el real monopolio de aquí y ahora de las fuentes de mensajes de los poderes, de todos los poderes, sobre la casi inexistente resistencia de los medios en el proceso de establecimiento de agenda.
    El desbordamiento mediático del caso Paulette, por el desbordamiento de las fuentes políticas, policiales y familiares, y los debates sobre la cobertura de las bandas criminales, dominada por sus estrategias de comunicación, incluyendo la crónica de Julio Scherer con los mensajes del capo "Mayo" Zambada desde su escondite, han abierto un debate de lo más promisorio sobre el estado de la comunicación pública en México, sobre las fuentes de definición primaria de la agenda pública, sobre los medios como definidores finales y sobre la evolución de los lectores y las audiencias.

    Colusión diversificada

    Nada importa el derecho del público a saber. Sin la presión de una sociedad que se había resignado por décadas a un periodismo volcado a complacer al poder político más que a satisfacer a un mercado de lectores y audiencias, lo que ha ocurrido con la información criminal ha sido sólo una prolongación de lo que pasó con el periodismo de "información" general.
    Es cierto que a diferencia de décadas atrás, en que el poder político dominante ejercía un virtual monopolio en la definición primaria de la agenda, a través de las relaciones igualmente monopólicas de colusión con los medios, la realidad es que hoy tenemos un periodismo que llena planas y "barras informativas" con declaraciones sin duda más diversificadas, en cuanto se ha diversificado la colusión.
    Pero finalmente se queda en la reproducción de esas declaraciones de los poderes políticos, empresariales, policiacos o religiosos en pugna, a los que ahora se unen las voces de los poderes criminales. Se puede decir que se ganó en pluralidad, pero no siempre en rigor profesional ni en transparencia.

    Contra-información

    La declaración es el género reinante en nuestro medio, es el producto "informativo" final, sea del Presidente constitucional Calderón, del "presidente legítimo" AMLO, del caudillo empresarial Slim o del ahora habilitado caudillo criminal Ismael "Mayo" Zambada. Y es el marco que le dan los medios el que convierta esas voces en declaraciones tronantes, en tesis definitorias de la agenda del debate nacional.
    Y allí están ahora nuestros más venerados analistas descifrando las declaraciones obtenidas por el ciertamente venerable periodista al ahora también venerado criminal.
    Aquí se cierra el círculo de nuestra mala calidad informativa: como los medios no ponen a prueba las declaraciones de sus fuentes, estas fuentes tampoco tienen por qué esforzarse en trasmitir información digna de ese nombre. En unos casos producen trivialidades para simplemente guiar exposiciones frente a las cámaras.
    En otros casos difunden desinformación distractora de algún hecho crítico. En otros envían franca contra-información para eliminar adversarios y competidores en los campos de batalla en que se han convertido los medios, de acuerdo con Bourdieu, donde los poderes e intereses de todo tipo, incluyendo ahora los de las bandas criminales, dirimen sus rivalidades y diferencias.