Héctor Tomás Jiménez
Todos los días los seres humanos ingerimos alimentos y golosinas que merced a los adelantos de la ciencia, contienen preservativos que les permiten una mayor vida de anaquel, aunque muy a pesar de que estamos pendientes de la fecha de caducidad de los mismos, aún así entran a nuestro cuerpo y alteran la salud de nuestro organismo, lo que significa que poco a poco y casi sin sentirlo, vamos envenenando nuestros órganos y con ello minando nuestra salud física. ¿Y que hacemos cuando enfermamos? Pues vamos al médico para que nos diagnostique, o bien a la farmacia para automedicarnos, y con ello, lo único que hacemos es intoxicarnos más pero de otra manera y con otro tipo de sustancias. Es así como entramos al círculo perverso de la salud-enfermedad-medicina-saludenfermedad- medicina-salud, del que sólo podemos salir consumiendo alimentos sanos y en armonía con la naturaleza.
Pero así como el cuerpo físico se envenena por no saber vivir sanamente, de igual manera envenenamos el alma de manera cotidiana, y de múltiples maneras, pues tampoco hemos aprendido a cultivar un alma saludable, libre de tóxicos que poco a poco van minando también nuestra salud física, pues aunque no lo creamos, nuestro ser es un todo sistémico y los venenos del alma, también envenenan nuestro cuerpo. De ahí que así como debemos aprender a alimentar el cuerpo físico, también debemos aprender a alimentar el alma.
Hay cierto tipo de alimentos que a mi juicios son lo mejor que existe para mantener el alma sana y libre de toxinas de todo tipo, son tan de extraordinarios resultados que incluso nos otorgan beneficios colaterales, pues nos engrandece y nos hace crecer como personas.
Uno de esos alimentos son lo que se llaman: "pensamientos positivos" los que sin duda son la mejor receta para mantener una salud emocional de manera permanente. Otro alimento que además de benéfico puedo decir que tiene un magia especial, es simple y sencillamente: "el perdón", cuyos ingredientes son mejor alimento que nutre a nuestra alma de todos los venenos que a diario nos llegan. Y un alimento más, que tiene la ventaja de ser automedicable pues no requiere receta alguna, es: "la oración diaria", sobre todo la que sale de lo más recóndito de nuestra alma y que se hace con un profundo sentido espiritual y en conexión con nuestra fuerza universal.
Podemos ver que entonces que estos tres distintos tipos de alimentos, tienen una cosa en común, pues tanto la oración como el perdón van de la mano, y ambos se expresan a través de pensamientos positivos, de ahí que toda la magia esté en nuestra mente, que al fin y al cabo es la que controla nuestros pensamientos.
La importancia del perdón como alimento espiritual, es que quién la siente y la otorga como un acto de fe, se libera poco a poco y deja de recordar todos los resentimientos, odios y heridas acumuladas Al respecto, Louise Hay, extraordinaria escritora de libros de pensamientos positivos que curan el alma y el cuerpo, nos dice que: "Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando penas y sin respirar por la herida". Obvio decir que cuando hagamos esto, sólo entonces nos daremos cuenta que hemos perdonado.
Perdonar es una actitud humana que todos podemos practicar para nuestro propio beneficio, pues la persona que no perdona y que está en una constante de odios, resabios y resentimientos, vive prisionera de su propia amargura, atada al círculo del desamor y con ello todo lo que atrae para sí misma, son también sentimientos negativos.
Mientras que el perdón es un haz de luz, el odio y los resentimientos son sombras que matizan el brillo del alma; en tanto que el perdón libera, los egos nos mantienen prisioneros, mientras que el perdón nos ofrece un mañana luminoso, el odio nos mantiene en el ayer amargo. En suma, mientras que el perdón trae alegría, el odio engendra tristeza y desaliento. Por ello, aprendamos a vivir dentro de la magia del perdón, alimentando nuestra vida de buenos pensamientos positivos, de oración diaria y sobre todo, de una actitud positiva frente a la vida. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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