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"Plaza Pública"

"Los montos en que se compran y venden jugadores y equipos enteros son tales que sólo se entienden por la presencia de algún género de patrocinio que no espere recibir ganancias inmediatas"

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23/10/2008

    Gestionan

    Narcofutbol

    Anteayer fueron expulsados de la Federación Mexicana de Futbol los equipos llamados Mapaches, con sede en Nueva Italia y Zihuatanejo, y que contendían en la segunda y la tercera división profesional de ese deporte. Sus presuntos dueños desatendieron por tres veces el llamado de los directivos de la Femexfut, que los requirieron para explicar su situación y por eso han quedado fuera del negocio del balompié.
    Los Mapaches quedaron en entredicho hace tres semanas, cuando fue detenido su presunto propietario, Wenceslao Álvarez Álvarez, llamado Wencho. El 8 de octubre, acompañaba al equipo en un encuentro en las instalaciones del Club América, en la Ciudad de México, cuando fue capturado por personal de la Procuraduría General de la República.
    No ha sido consignado, sino que permanece bajo arraigo durante 20 días, en espera de que el Ministerio Público afine los cargos en su contra, por delitos contra la salud y por lavado de dinero. Se le atribuye ser parte de "La Familia", la banda delincuencial michoacana autora de innumerables delitos.
    Aunque Álvarez Álvarez no figura en la documentación de los clubes cuya propiedad se le atribuye, la Federación futbolística no pudo eludir una indagación sobre el caso y citó al arquitecto Fidel Ortega, que formalmente preside el club, para que hablara de la relación que la Procuraduría federal ha establecido entre Álvarez Álvarez y los Mapaches.
    Pero el convocado desairó los llamamientos, y el martes, el Consejo de la Federación echó del futbol profesional a los dos equipos del club. Aunque la situación jurídica del balompié organizado es de hecho un fuero, donde rigen reglas propias, al margen del derecho nacional, los propietarios formales de la organización podrían impugnar judicialmente la decisión que deja a los Mapaches de Nueva Italia fuera de una liga en que estaba debutando. Si no lo hacen, se fortalecería la conjetura oficial sobre su oculta relación con Álvarez Álvarez.
    Los Mapaches surgieron de un equipo muy conocido en el centro de la república, el Atlético Comonfort, con sede en Empalme Escobedo, Gto., cuyos Mastines ganaron el diciembre el campeonato de la tercera división y el ascenso consiguiente. Tal triunfo los validó en el mercado y su franquicia fue adquirida por empresarios de Nueva Italia, tras los cuales se presume que ha estado siempre Álvarez Álvarez.
    A sus 36 años, después de haber vivido 10 en los Estados Unidos, el llamado Wencho volvió a la antigua hacienda expropiada por el General Cárdenas en los años 30, situada en el municipio de Múgica. Retornó próspero: es dueño de un hotel, agencias de automóviles, empresas de transporte, al menos un rancho aguacatero, todo controlado por la firma Nobaro.
    Quizá por esos signos exteriores de riqueza, acumulada prontamente, Álvarez Álvarez ha estado sujeto desde hace tiempo a indagaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigaciones sobre Delincuencia Organizada. Se rumora que su actividad delictiva se ha esparcido fuera de México.
    Sin embargo, el Ministerio Público no tenía a la hora de su detención elementos suficientes para consignarlo a fin de que se le procesara, por lo que sólo pudo demandar su arraigo, que la próxima semana puede concluir con su libertad, si todavía son débiles los cargos en su contra.
    Ante la expulsión de los Mapaches, se ha actualizado el interés público sobre el eventual lavado de dinero en el futbol profesional. Alberto de la Torre, ex presidente de la Federación dijo con este motivo que desde los años en que la dirigió, antes de que Televisa la tomara directamente, en la persona de Justino Compeán, se barruntaba la posible presencia del narcotráfico en ese ámbito, pero no precisó qué medidas se habrían adoptado para evitarla.
    Por lo que se ve en el caso de los Mapaches, ni siquiera se extremó el rigor necesario en el cumplimiento de los requisitos para afiliarse a la Femexfut. La vastedad del universo futbolístico, más de un centenar de equipos en cuatro divisiones, y la laxitud legal con que operan quienes lo dirigen abonan también la posibilidad de que dinero procedente de actividades delictuosas ingrese al circuito legal del dinero.
    Los montos en que se compran y venden jugadores y equipos enteros son tales que sólo se entienden por la presencia de algún género de patrocinio que no espere recibir ganancias inmediatas. En los estados, a veces gobernadores rumbosos no vacilan en dilapidar dinero público en esa labor. Otras pueden ser lavadores de dinero los que actúan. Hay una preocupación mundial por esa posibilidad.
    En Brasil, se descubrió que un magnate ruso, Boris Berezovsky, de la nueva clase empresarial surgida tras la caída del socialismo real, es el dueño de la MSI, una poderosa firma dedicada al comercio futbolero, y se presume que la venta del Corinthians, a cargo de ese consorcio, sirvió para meter dinero a la legalidad.
    En Colombia, la unidad de análisis financiero del ministerio de Hacienda realizó una investigación sobre el negocio del futbol, en busca de huellas de ilegalidad. De 36 equipos a los que se pidió información, siete se negaron a responder. Muchos de los que accedieron lo hicieron de mala gana: uno enumeró a un millón de afiliados, todos en un mismo domicilio. Pero del análisis contable se supo que las ventas de jugadores importaban hasta seis veces el monto formalmente reportado.
    Una operación semejante sería útil en México. Pero acaso fuera imposible.

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