Sugey Estrada/Hugo Gómez
El término lira (además de instrumento musical, moneda, ave, distrito africano y nombre de parroquia) designa una composición poética que introdujo en castellano Garcilaso de la Vega, quien se encontraba en Nápoles y la utilizó para cumplir el encargo de su amigo, Mario Galeota, enamorado de Violante Sanseverino, a quien pretendía sin ser correspondido.
"Oda a la flor de Gnido" es el poema que compuso Garcilaso, combinando versos de 7 y 11 sílabas, para pedir a Violante no ignorar el amor de Galeota. El enamorado llora su desventura como una viola (utiliza el instrumento para hacer referencia al nombre de la amada: Violante) y está muriendo vivo al remo condenado (a los remeros se les llamaba galeotes, referencia al apellido Galeota).
Para evitar su desprecio, le recuerda la historia de Anaráxate, mito que narra Ovidio, quien fue convertida en estatua por provocar con su desdén el suicidio de Ifis.
Le llama "flor de Gnido" para referirse al barrio de Nido, en Nápoles, donde vivía ella, además de recordar el santuario de Venus (diosa del amor) en Cnidus.
La estrofa poética de lira fue retomada por Fray Luis de León y perfeccionada por San Juan de la Cruz, en su poema "Noche oscura del alma".
La amada (el alma) recorre tres vías hasta lograr la unión mística con Dios: purgativa (se purifica y libera de sus pasiones), iluminativa (considera los bienes eternos obtenidos por la pasión y redención de Cristo), y unitiva (alcanza a Dios y se une en matrimonio espiritual).
La noche oscura de los sentidos, dice el poema, se torna luminosa, segura y dichosa en su camino de elevación para alcanzar al amado. En esta lira no se habla de un amor desesperado, sino ascético y sublimado.
¿Cómo vivo mi noche oscura?
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