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"Malecón de Mazatlán"

"La lección"

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MALECÓN
20/10/2019

    La principal lección que nos dejaron las balaceras del jueves fue darnos cuenta de la saña con la que la delincuencia organizada puede atacar a personas inocentes.
    La ciudadanía fue la principal afectada por el terror desatado por los delincuentes, en su afán por rescatar a uno de sus jefes.
    Atrás quedó la ingenua defensa que hacía parte de la sociedad de una delincuencia que se suponía jamás iría en contra de sus paisanos, pero fue suficiente una crisis para que no les importara asustar a quien se les atravesara en su camino.
    Niños, ancianos y personas de todas las edades quedaron atrapados en la bestialidad del ataque, algunos con secuelas de las que no se recuperarán facilmente.
    Otros muchos perdieron sus vehículos, en las calles quedaron chocados, quemados o tiroteados, vehículos de uso familiar o para el negocio de particulares.
    Camiones del transporte también quedaron inservibles, sin contar los daños a propiedades, terrenos y comercios, atrapados en medio del fuego desatado con la única intención de amedrentar.

    Recuperando
    la tranquilidad
    El viernes, durante el día, se fue restableciendo la tranquilidad, pero no fue hasta el sábado cuando la ciudad de Culiacán consiguió retomar su ritmo, todavía angustiada por lo que había pasado dos días antes.
    En un intento por recuperar la ciudad, el Gobierno del Estado organizó una rodada de bicicletas, que consiguió reunir a cientos de deportistas, el transporte público salió a las calles con normalidad y los comercios volvieron a abrir sus puertas.
    Incluso, el Gobernador Quirino Ordaz Coppel salió a realizar algunas compras, saludando a las personas que se encontraba en los comercios.
    Y finalmente por la noche, el juego de beisbol que ganaron los Tomateros a los Sultanes de Monterrey se llenó, el mejor “termómetro” de que la ciudad ya había olvidado sus temores.
    Lo que se haga en esta semana será crucial para intentar garantizar la tranquilidad de la ciudadanía, pero también para que nuestras autoridades negocien con el Gobierno federal la ayuda necesaria para poner freno a la delincuencia de manera definitiva.

    Pacificación
    Y los esfuerzos por conseguir la tranquilidad de los sinaloenses continuarán hoy, decenas de instituciones se organizan para realizar diferentes actividades en pro de la paz y hasta una marcha ha sido anunciada.
    La marcha se anuncia para el domingo 27 de octubre, con la intención demostrar la esencia real de los culichis, alegres y solidarios. La manifestación pacífica saldrá del Estadio de Dorados.
    La agenda del Gobernador Quirino Ordaz Coppel también estará marcada por los esfuerzos por recobrar la tranquilidad de la ciudad, para empezar se reunirá con empresarios de Codesin.
    Uno de los trabajos de los gobernadores consiste en transmitir confianza a los inversionistas, así que después de un desastre como el del jueves pasado, se impone una verdadera estrategia de contención, donde hay que recuperar la confianza que arrebataron las balas.
    Se espera, también, que Ordaz Coppel se reúna con representantes de las instituciones educativas y con los miembros de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del Estado, o sea los diputados con mayor peso.
    La idea no es reunir al Mandatario con líderes de la sociedad para estar dándole vueltas al asunto de las balaceras, sino comenzar a discutir en lo que se tiene que hacer para que no vuelva a suceder.
    Una de las lecciones que parece que nuestras autoridades entendieron después del jueves es que no se puede resolver el problema de la delincuencia organizada sin la ayuda de la sociedad, algo que si lo saben aprovechar podría ser el inicio de un esfuerzo muy interesante.

    ‘Sinaloa no era un caos’
    El organismo Semáforo Delictivo, dio su posicionamiento sobre la violencia vivida el jueves en la capital del estado, y lanzó un ¡Ya basta! para exigir que se tomen las mejores decisiones para evitar este terror en que estamos sumidos.
    En texto que tituló “Culiacán: Garrotazo al avispero a lo tonto”, hizo una fuerte crítica al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador al destacar lo fallido del operativo, un fracaso estratégico y táctico.
    Por lo que enfatizó en que el operativo es justamente lo que el Presidente tanto ha criticado: “Darle garrotazos al avispero a lo tonto”, aunque el organismo reconoció que ante el fracaso lo mejor fue “abortar” las acciones para evitar un baño de sangre.
    Además el organismo lamentó que se pueda perder lo hecho en Sinaloa contra la delincuencia.
    “Sinaloa no era un caos. Gracias a la participación ciudadana y a la labor de autoridades estatales y municipales se había logrado bajar los índices delictivos de manera contundente. Estaba a punto de convertirse en una historia de éxito. El Gobernador de Sinaloa contaba con una de las mayores aprobaciones en el país”.
    Lo malo es que ahora hay que comenzar de cero porque todo lo andado se perdió, lo bueno es que se tiene la experiencia de las cosas que se hicieron bien, y de la necesidad de volver al camino que habíamos elegido.

    El penal bajo control
    Así dicen las autoridades sobre la “megafuga” que a la par de los hechos violentos en la ciudad, se suscitó en el Penal de Aguaruto.
    Que dicho centro está bajo control y que ya salió de la dirección, Arturo Bailleres Mendoza, para no entorpecer las investigaciones que se están haciendo y deslindar responsabilidades sobre la fuga.
    Como nunca, esta fuga de reos es una de las vergüenzas que se vieron el jueves 17, y pensar que un día nos espantamos porque se habían fugado cinco internos.
    El Secretario de Seguridad Pública en Sinaloa, Cristóbal Castañeda Camarillo, en un comunicado aseguró que el penal se encuentra bajo el control de la autoridad estatal, que las visitas de los familiares a los internos se lleva a cabo de “manera normal”.
    Estará todo bajo control en el penal, pero todavía hay, de acuerdo a la misma secretaría, 47 reos sueltos.
    A los penales de Sinaloa no sólo les hacen falta nuevos directores, sino un cambio radical de estrategia que permite convertirlos en lugares seguros y no en universidades del crimen... con la puerta abierta.