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"Análisis: Grave error fiscal"

"Felipe Calderón y Hacienda pretenden modificar el sistema tributario mexicano a menos de siete meses de haber iniciado el sexenio presidencial, sin haber antes realizado un estudio estadístico cuidadoso y sin haber antes propuesto cambios paulat"

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27/06/2007 00:00

    Gilberto Yáñez

    Aparentemente, el presidente Calderón tiene los mismos asesores fiscales que tuvo Vicente Fox. La opinión general de los expertos independientes en relación con su iniciativa de ley presentada recientemente en la Cámara de Diputados, para modificar las diferentes leyes fiscales en vigor, coincide en que el proyecto tiene todos los defectos que no debería tener un sistema fiscal moderno y además, carece de elementos positivos o ventajas prácticas que lo hicieran recomendable para el país.
    Felipe Calderón y Hacienda pretenden modificar el sistema tributario mexicano a menos de siete meses de haber iniciado el sexenio presidencial, sin haber antes realizado un estudio estadístico cuidadoso y sin haber antes propuesto cambios paulatinos a la legislación fiscal, cuyos efectos pudieran estudiarse cuidadosamente para evitar lesionar a la inversión productiva que crea empleos. Sobre todo, quiere aumentar los impuestos antes de haber reducido los gastos excesivos del Poder Ejecutivo, para lo cual el Presidente no requiere de la participación del Congreso.
    Estos errores permiten afirmar, lamentablemente, que la reforma propuesta la semana pasada es sólo recaudatoria, es decir, pretende aumentar la cantidad que el gobierno federal recibe por los impuestos que le autoriza el Poder Legislativo, sin tomar en cuenta los efectos negativos que la reforma tendrá en la creación de nuevos empleos y en la necesidad de aumentar la inversión privada en el país.
    Contra las recomendaciones más elementales de los expertos que no trabajan para el gobierno, publicados en los últimos seis años, cuando se vio la falta de capacidad de Vicente Fox para entender las necesidades fiscales del país y para negociar con el Congreso, la nueva propuesta fiscal pretende sólo obtener un ingreso fiscal mayor para el gobierno federal, sin tomar en cuenta los efectos negativos que esos cambios fiscales causarán entre quienes pagan sus impuestos regularmente, tanto empresas como individuos, quienes tendrán una carga fiscal mayor, por regla general. En pocas palabras, se pretende que los mismos contribuyentes cautivos empresariales paguen más impuestos.
    Adicionalmente, las modificaciones propuestas al Congreso complican aún más el cumplimiento de las obligaciones fiscales, tanto de empresas como de personas físicas, lo cual seguramente se traducirá en una invitación a miles de pequeños empresarios a pasar a la economía informal y unirse a los cientos de miles de contribuyentes hartos de los errores de Hacienda, quien insiste en enredar la legislación fiscal, en vez de hacer lo que todos los contribuyentes aplaudirían: reducir los trámites y la burocracia fiscal, para hacer sencillo, fácil y barato el pago de los impuestos federales. Veamos.

    1.- Impuesto nuevo
    Hacienda y el presidente Calderón pretenden que los contribuyentes empresariales paguen un nuevo impuesto: "Contribución Empresarial a Tasa Única" (CETU), que complicará aún más la contabilidad de las empresas, pero además, es un impuesto cuyos efectos no se conocen y entre otros, causará efectos complicados, delicados y confusos en el pago del Impuesto Sobre la Renta, ya de por sí complicado innecesariamente. Se trata de un impuesto que sustituirá al Impuesto al Activo, de triste memoria para las empresas mexicanas, aprobado por el Congreso en el primer año del sexenio de Carlos Salinas.
    Basta recordar que el Impuesto al Activo provocó que México, entre otros efectos nocivos, ya no tenga un solo barco mercante abanderado en nuestro país. Todos se fueron a registrar a Panamá, para evitar pagar el Impac, que es un impuesto injusto y regresivo, que además se convirtió en un impuesto predial federal a cargo de las empresas urbanizadoras de terrenos, que dicho sea de paso, son quienes crean más empleos permanentes con seguridad social. Causó mucho daño porque redujo la inversión extranjera y obligó a muchas empresas mexicanas a cambiar de giro mercantil o a cerrar. Mientras más inversión se hace en activo fijo por una empresa, más impuesto se paga. Absurdo.
    Las empresas en la mira de Hacienda con este nuevo impuesto son las de auto-transporte, las que proporcionan servicios con muchos empleados y sobre todo, las empresas del ramo agropecuario. Sinaloa se verá afectado, seguramente.
    Para comprender la magnitud del error fiscal y su impacto en los contribuyentes cautivos, es necesario comentar que Hacienda pretende obtener por este nuevo impuesto un ingreso fiscal adicional más o menos de 120 mil millones de pesos (ciento veinte mil millones de pesos). Hay 700 mil (setecientas mil) empresas registradas en Hacienda y contra ellas va dirigida esta nueva agresión fiscal a los contribuyentes. Siempre a los mismos. ¿Usted invertiría en México con una tasa de Impuesto Sobre la Renta del 28 por ciento y un nuevo impuesto por el 19 por ciento de sus ingresos, menos algunas deducciones que no incluyen todos los gastos? Por supuesto, ello además del IMSS y del Infonavit. Irlanda cobra el doce y medio por ciento por ISR. ¿Somos competitivos?

    2.- Se complica el pago de los impuestos
    Hasta el experto fiscal más pesimista esperaba un avance en la simplificación fiscal en México, como medida urgente para invitar a quienes desde la economía informal justifican su evasión fiscal con los enredados trámites improvisados creados por Hacienda sexenio tras sexenio. Ejemplo: una sociedad mercantil que pretende darse de alta en Hacienda no puede obtener su Registro Federal de Contribuyentes antes de diez o doce días hábiles, porque Hacienda decidió hace años que antes de entregar el documento respectivo, debe enviar a un empleado a verificar si el domicilio señalado por el contribuyente es real y que la nueva empresa tiene ahí su domicilio fiscal.
    Nadie entiende esa dilación, pero Hacienda sospecha de todos los contribuyentes y presume que todos son potenciales defraudadores fiscales, por lo cual retrasa la aceptación de la solicitud de inscripción en el RFC. Increíble.
    Otro ejemplo: la mayor parte de los contribuyentes registrados no pueden pagar sus impuestos en los bancos o en una caja de Hacienda. Deben hacerlo por medio de la Internet y mediante transferencia bancaria de fondos. El pago y la presentación de declaraciones por Internet debería ser opcional y no el único medio de cumplir las obligaciones fiscales. Muchos empresarios no tienen computadora, ni servicio de Internet y sus pagos son relativamente importantes, si se suman los pagos de miles de otros empresarios en igualdad de circunstancias.

    3.- Cambios que son imprácticos y sólo recaudatorios
    En su visita a Mazatlán como candidato, Felipe Calderón dijo claramente que para él era muy claro que reducir la carga fiscal y simplificar el pago de los impuestos era esencial para una reforma fiscal eficaz. Lo dijo en la comida en el Hotel Playa. Mencionó el cambio fiscal realizado por Irlanda en los últimos quince años, en donde se redujo el Impuesto Sobre la Renta del cincuenta por ciento al doce por ciento, lo que provocó un lento pero permanente incremento en la inversión extranjera, en el empleo y en la recaudación fiscal. Ahora Irlanda es el segundo país más próspero de Europa, sólo después de Noruega.
    A pesar de esa información, ahora Calderón ya Presidente pretende, en lugar de reducir, aumentar el pago fiscal en general aplicable a las empresas e individuos que ya son contribuyentes y además, pretende crear un nuevo impuesto a las empresas, que sin duda complicará el cumplimiento de las obligaciones fiscales. Para empezar, las empresas deberán pagar más a sus contadores, para cumplir con el pago de los impuestos, además de que su utilidad neta se reducirá por el pago del nuevo gravamen, que obligará a pagar más impuesto a quienes tienen muchos empleados.
    Como siempre, el golpe es a los mismos contribuyentes fiscales que ahora pagan impuestos. Nada hay en la nueva estrategia que permita suponer que Hacienda obligará a registrarse a los millones de empresarios informales. Lo único positivo de toda la propuesta es, en mi opinión y en la muchos otros, que se pretende eliminar la exención de ISR por las utilidades en inversión bursátil, que ningún país tiene, sólo México.

    4.- Soborno fiscal a los estados
    El proyecto de reforma fiscal contiene también la autorización a los estados para cobrar un impuesto local a la venta de gasolina, bebidas alcohólicas, cigarros y refrescos. Otro error. Para empezar, la idea es buena, pero el Congreso conforme a la Constitución no puede delegar su facultad fiscal federal a los estados, sólo puede donarle una parte de los impuestos que cobre a los contribuyentes. Si se aprueba esta nueva idea, es probable que las empresas afectadas por el incremento fiscal promuevan juicios de Amparo, aduciendo la inconstitucionalidad de la delegación de la facultad fiscal federal a los estados, especialmente el impuesto al precio de la gasolina, que sólo puede ser un gravamen fiscal federal.
    Además, se pretende que sea el gobierno estatal quien se beneficie y no los municipios, que son los que realmente necesitan incrementar su recaudación fiscal, porque son ellos los que deben prestar los servicios de agua, drenaje y seguridad pública. Los gobiernos de los estados reciben mucho más de lo que deben recibir, en perjuicio de los municipios y de los servicios públicos que están obligados a prestar a los ciudadanos. Por eso tenemos la policía que tenemos y por eso las aguas negras adornan nuestras calles, en frecuentes arroyos pestilentes. Según Hacienda, los municipios perciben sólo el cuatro por ciento de la recaudación fiscal total del país. Por eso estamos como estamos.

    5.- Conclusión
    La propuesta fiscal enviada por el presidente Calderón al Congreso es un grave error. Quema la poca pólvora presidencial en un pequeño incendio inútil e ineficaz para el futuro del país. Revela que las promesas de campaña son sólo eso, mentiras expresadas para tratar de convencer a los electores que el candidato es capaz y preparado para enfrentar los retos del país y para buscar soluciones eficaces, que no lastimen a las empresas, porque son motores del desarrollo, del empleo y del ingreso fiscal.
    Es una mentira que el gobierno federal requiera sólo de más ingreso fiscal. Lo que debe hacer el Poder Ejecutivo a cargo de Felipe Calderón, es primero reducir los gastos injustificables, como son los gastos de las delegaciones estatales de las secretarías del gobierno federal; eliminar los muchos aviones privados del gobierno para uso de los funcionarios federales; eliminar el excesivo número de funcionarios de confianza en todas las secretarías federales, así como el gasto en guardias, vehículos y armamento que se eroga para proteger a los funcionarios públicos y a los miembros de su familia. Son cientos de millones de pesos anuales y miles de personas dedicadas a estos menesteres y una gran erogación innecesaria del gobierno federal.
    Los resultados estadísticos negativos del error fiscal se tendrán en un año, contado a partir de la fecha en que el Congreso apruebe los cambios propuestos por el Presidente, lo que se espera suceda antes de terminar este año. Esto significa que Calderón desperdiciará dos años de su sexenio en una reforma fiscal apresurada, equivocada e ineficaz. Lástima de oportunidad perdida.