"El valor de las relaciones humanas: amor y amistad"
Héctor Tomás Jiménez
Una de las características más hermosas que tenemos los seres humanos es la capacidad de comunicarnos y relacionarnos con los demás. Esto es así porque el hombre es un ser "en relación", como lo es Dios, pues Dios es uno en tres personas distintas, que se relacionan entre sí con un perfecto amor que fluye entre ellos. Al ser el hombre imagen y semejanza de Dios, no tiene por qué ser diferente.
Me gustaría preguntarte: ¿Te has puesto a pensar alguna vez en la forma en que te comunicas y relacionas? ¿Has valorado los resultados que obtienes? ¡Sí, pues entonces sabes que cuanto más y mejor abres tu corazón y te comunicas con los demás, te sientes mejor y sobre todo más realizado. Esto es porque relacionarse con los demás nos enriquece, sobre todo cuando esa relación es sincera y con el deseo de dar al otro.
Pasa algo muy hermoso en las relaciones humanas y esto es fácilmente comprobable: cuanto más damos, más recibimos y lo que no se da, se pierde. En el "tener" acumulamos, luchando contra los demás; en el "ser" nos enriquecemos, dándonos a los demás. Hay muchas formas de relaciones humanas, en este caso, nos interesan las relaciones que tienen que ver con el amor, entre las que podemos podemos mencionar las relaciones de amistad, del noviazgo y la de los esposos.
Cultivar la amistad y el amor debiera ser una tarea permanente para el ser humano, pues debemos aprender a cultivar amistad dando amor incondicional, y sobre todo respeto y confianza, por esa razón, los amigos son algo insustituible en nuestra vida y lo que es mejor, son para siempre. De igual manera, al elegir la pareja, en el noviazgo debemos iniciar la relación con altas dosis de amistad haciendo que ésta sea placentera y agradable y donde prevalezca el respeto y la confianza. Cuando no se hace así, la relación de matrimonio corre el riesgo de ser monótona e insoportable, por el simple hecho de que los egos afloran y alguno o ambos cónyuges pretenden el sometimiento y la dependencia, sin respeto a las ideas del otro bajo la falsa premisa de "hacerla al modo" creando con ello un ambiente de deterioro de la relación.
Debemos tener siempre presente que el amor es la forma más plena de comunicación y de relación humana. Es fundamental para todas las personas. Todos necesitamos recibir y dar amor. Se puede decir que hay tres clases de amor: Uno, al que comúnmente llamamos amistad y que se manifiesta como intercomunicación gratuita, cordial, no posesiva porque es abierta, en la que hay un interés mutuo por los problemas, éxitos o sufrimientos del amigo, y que, a su vez, constituye un descanso psicológico. La amistad es semilibre, se puede cultivar, pero no se puede imponer.
Otro que es el mayormente socorrido, es el amor erótico, el que se basa en el atractivo físico, producto del instinto, que un hombre puede sentir por una mujer o una mujer por un hombre. Este amor es posesivo y excluyente porque se quiere poseer a la persona "amada" haciéndola a imagen y semejanza nuestra. Este tipo de amor, es insuficiente como amor humano, por ser instintivo, no es libre, brota o desaparece sin que la persona lo decida y por lo mismo, conduce a abusos, desilusiones, insatisfacciones.
Y el tercer tipo y más importante en las relaciones es el "amor incondicional" que consiste en la actitud de ayuda generosa y de servicio desinteresado, Este amor exige frecuentemente el sacrificio de los propios intereses, anteponiendo a ellos el bien y la ayuda al otro. Es un amor que tiene la característica de que entre más da la persona, más se encuentra realizada ella misma; esto es un misterio, es una realidad comprobada por la experiencia: cuanto la persona más se olvida de sí para favorecer al otro, más se realiza ella misma. En el noviazgo y el matrimonio, este amor no requiere manipulación, no se busca posesión ni dominio. Significa aceptación sincera, deseo de ayuda sin condiciones a la persona amada. Este es el amor más humano y más humanizador. Es además un acto de libertad, pues ayudar, servir, comprender, respetar, dar, perdonar, son acciones que uno decide realizar libremente. Por eso este amor incondicional, constituye la relación más profunda y fecunda que puede existir entre las personas. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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