Finalmente, el paro de maestros se diluyó en el “tercer piso” de Palacio de Gobierno, con los líderes del sindicato de la Sección 53 comiendo chilaquiles y machaca con el Gobernador,
Quirino Ordaz Coppel.
La reunión marcó el fin de la rebeldía de los maestros y un problema menos para el Gobierno de Ordaz Coppel, quien finalmente consiguió capotear el temporal sin terminar sometido a los intereses del sindicato.
Para entender lo que pasó en el desayuno hay que entender lo que se negoció sobre la mesa durante meses y lo que se exigía por debajo de la misma, como en todas las negociaciones políticas.
El sindicato de la Sección 53 exigía el pago de retenciones atrasadas, tan atrasadas, que se remontaban al Gobierno de Mario López Valdez.
El Gobierno estatal nunca se cerró a la negociación, incluso les adelantó pagos y se comprometió a cubrir los atrasos en el futuro.
Sin embargo, la amenaza de los maestros siguió, hasta convertirse en un paro, lo que provocó las sospechas de que el sindicato negociaba otras prebendas por debajo de la mesa.
Los sindicatos
de siempre
Los sindicatos mexicanos siempre han operado de la misma manera, exigen, amenazan y según su capacidad de someter a tal o cual Gobernador, generalmente terminan recogiendo el botín.
En este caso, el sindicato de la Sección 53 intentó someter al Gobierno del Estado, en numerosas ocasiones intentaron controlar a
Carlos Ortega Carricarte, Secretario de Administración y Finanzas, y como no pudieron terminaron exigiendo su renuncia.
Después se fueron sobre el Gobernador, al que exigieron una y otra vez que los recibiera y que les firmara una minuta, con un acuerdo futuro de pago.
En política todo tiene una razón, y si Ordaz Coppel los hubiera recibido cuando se lo exigían hubiera alimentado su reclamo, y si hubiera firmado la minuta, esta hubiera sido mostrada como un trofeo de guerra.
Sin embargo, estamos hablando de maestros que deberían de estar hablando de calidad en la educación, de mejores estudiantes, de elevar sus aspiraciones, pero no, en todo este proceso sólo se habló de dinero.
El botín
Los sindicatos crecen hasta convertirse en peligrosos “elefantes” solo cuando tienen acceso a un botín, y en este caso el botín se llama Isssteesin, aquí es donde nace la distorsión que nos ha llevado a alimentar este tipo de monstruos.
Resulta que el Isssteesin, lejos de estar regulado permite que las pensiones de los maestros estatales puedan jubilarse con pensiones disparatadas, claro, solo los que están cerca de los líderes sindicales… o morales.
¿Cómo? ¿No hay un reglamento que diga lo que debe de ganar un maestro jubilado?
Existe, pero resulta que las asignaciones de los maestros tienen mucha discrecionalidad debido a que están normadas por “decretos” de gobernadores…, exacto, a los que someten los sindicatos para obligarlos a darles canonjías y privilegios.
Bueno, y ¿qué hay de malo que un maestro se lleve una pensión millonaria? Que al final el que la tiene que pagar es el pueblo sinaloense.
Para darnos una idea de cómo está el asunto, hay que saber que las pensiones de los maestros le costaban a Sinaloa 600 millones de pesos en el 2010, y actualmente el costo anda por los 2 mil 200 millones de pesos.
Si seguimos así, en unos años no habrá presupuesto que soporte esa carga.
¿Y qué se puede hacer? Cambiar la Ley de Pensiones del magisterio, poner orden, regularla con criterios estandarizados y evitar que un líder sindical sea el que decida cuánto recibirá un pensionado.
¿Y a quién le toca poner orden? A la próxima legislatura en el Congreso del Estado, esa que va a estar muy “morena” y que llegará sin compromisos, por lo que esperamos que tengan lo necesario para resolver el entuerto.
En la cuerda floja
A unas semanas del cambio de Gobierno municipal se asoman los primeros movimientos en áreas donde no se habían visto cambios en las últimas tres administraciones.
Las sustituciones llegarían al Instituto Municipal de Planeación, el criticado y cuestionado IMPLAN, por lento.
Al parecer, el director,
Israel Victoria Lona, será reemplazado.
Se sabe que es uno de los funcionarios que prácticamente está fuera de la administración, con la llegada del Alcalde electo,
Luis Guillermo “El Químico” Benítez.
Al futuro Presidente Municipal no le ha convencido el trabajo que se ha realizado en el Instituto y removerá a Victoria Lona, uno de los sobrevivientes, al menos, de tres administraciones municipales.
Hay que decir que Israel luchó contracorriente porque sus proyectos viales poco fueron apoyados por los gobernantes, incluso, hasta fueron rechazados por algunos empresarios influyentes.
No la tuvo fácil y eso se reflejó en un trabajo lento. La duda es si continuará el IMPLAN como tal, con el espíritu de seguir planeando la ciudad.