El lunes, el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres, aparentemente, llegó temprano a su oficina en el Palacio Municipal, antes de las 8:00 horas, y se encerró a piedra y lodo.
El martes repitió la técnica. Sabe que desde esa hora muchos representantes de los medios de comunicación lo esperan para la apresurada entrevista y prefirió no encontrarse con ellos.
Pero, ¿estaba realmente en su oficina o fue una táctica de distracción para ocultar que en realidad no estaba en Mazatlán?
Hoy, se supone, es el plazo fatal para dar a conocer al precandidato de Morena al Gobierno de Sinaloa.
Y, si estaba en su oficina, quizá está atareado cuadrando los asuntos que, desde hace meses, tiene pendientes en su encargo como Presidente Municipal, pues se ha dedicado a hacer viajes de “promoción turística” y viajes políticos.
Quizá piensa que todavía puede ser el candidato y quiere cubrirse las espaldas.
O, quizá, está rumiando su derrota, y no quiere enfrentarse con los medios de comunicación después de que el Tribunal Estatal Electoral de Sinaloa concluyó, por enésima ocasión, pero ahora con sello personal, que ejerce violencia política en razón de género contra la Síndica Procuradora, Elsa Bojórquez Mascareño.
Si después de esa nueva sentencia el Instituto Nacional Electoral decide ponerlo en la lista negra, la de los funcionarios que ejercen violencia política en contra de las mujeres, deberá decirle adiós a sus aspiraciones.
Sin tiempo
Al Partido Sinaloense no le quedó otra que anunciar que irá solo en el próximo proceso electoral y que su candidato a la Gubernatura por Sinaloa será su eterno líder, Héctor Melesio Cuén Ojeda, dos afirmaciones que no creemos que se cumplan, y aquí les explicaremos por qué.
Primero hay que ver detrás de bastidores para entender cómo es que el PAS terminó anunciando que irá solo, sin alianza, cuando todos sabemos que negoció con todos para intentar formar una alianza con los más grandes.
La segunda afirmación que no creemos es el hecho de que Cuén Ojeda se lance a dirigir una desgastante campaña, después de un grave problema de salud que enfrentó a lo largo de este año.
El partido entró en varias negociaciones, pero al final de cuentas terminó como el perro de las dos tortas, al negociar con el PRI y Morena.
Negociaciones fallidas
El Partido Sinaloense primero negoció con el PRI, con la intención de formar parte de la alianza PRI, PAN y PRD, pero trascendió que los pasistas ofrecen poco y piden mucho, así que las negociaciones nunca prosperaron, a pesar de que los dos bandos mostraban interés.
Al PAS le interesaba la negociación porque sentía que los cuatro partidos juntos podrían darle calabazas a Morena en una campaña electoral que estaría llamada a ser la madre de todas las batallas electorales en Sinaloa.
Sin embargo, los priistas pronto se dieron cuenta que el PAS pedía demasiado, alargando las negociaciones de manera intencional, hasta que se dieron cuenta que los pasistas negociaban al mismo tiempo con Morena.
Los priistas saben que la traición es parte fundamental de la política y no le hacen asco ni a una tarántula frita, pero perdieron el interés y dejaron que el tiempo pasara, para que los pasistas terminaran entrando en razón.
Sin embargo, los pasistas se emocionaron en su negociación con Morena y le apostaron a una posible alianza con el partido en el poder, sin embargo, se llegó el 23 de diciembre, límite para anunciar las alianzas y la negociación no llegó a ningún lado.
Y no fue por parte de interés por alguno de los dos bandos, pero Morena andaba tan enredado en lo suyo que jamás tuvo tiempo para resolver lo de los cuenistas.
Las opciones
Finalmente, el Partido Sinaloense tuvo que salir a anunciar que irá solo en el proceso electoral, pero todavía le queda alguna opción: la de entrar en una coalición de partidos, apoyando a un candidato de otro color.
Este tipo de coaliciones tienen límite hasta marzo y le permite a los pasistas ahorrarse el desgaste de entrar a una campaña electoral por su cuenta.
Recordemos que los dineros estarán muy peleados en el 2021, que la campaña será entre dos colosos: la alianza alrededor del PRI contra la alianza alrededor del Morena, y pelear fuera de estos dos grupos lo único que garantiza es una derrota segura.
Así que seguramente veremos a un PAS que tarde que temprano anunciará que jugará en equipo, aunque ya no serán las mismas condiciones que hubiera conseguido si hubiera entrado en una alianza.
Pueblo chico, infierno grande
Los dimes y diretes en Movimiento Ciudadano ya empezaron, y eso que todavía no comienza el ajetreo propio de los tiempos electorales.
Primero, Alejo Valenzuela arremetió contra Roberto “El Güero” Cruz Castro diciendo que era impuesto y solo se estaba colgando del partido, además lo acusó de interceder para que le negaran el registro a la candidatura por la Alcaldía de Culiacán.
Esto hizo que Cruz Castro, delegado del partido, saliera a decir que Alejo Valenzuela y él son buenos amigos y que no hay diferencias ni inconformidades con su nombramiento como delegado.
Ahora el dirigente estatal del partido, Cristian Palacios Atondo, salió a negar, incluso, que Valenzuela forme parte de la estructura del partido. ¿Quién los entiende?
Es curioso ver este enredo, pues el día que Cruz Castro anunció con bombo y platillo que había renunciado al PAN para integrarse a Movimiento Ciudadano, fueron precisamente Valenzuela y Palacios quienes lo acompañaron en la rueda de prensa y le dieron la bienvenida.
Pero ahora resulta que se desconocen unos a otros.
Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan, bien lo decía AMLO, el único que no se ha envuelto en estos pleitos es el abanderado por la Gubernatura, Sergio Torres Félix, quien llegó por la puerta grande y cuando el trabajo ya estaba hecho.