¿Y los minipartidos?

    Si los grandes partidos, el Partido Revolucionario Institucional y Acción Nacional se han empeñado en desaparecer, ahogados, primero por sus desaciertos y después por el “tsunami morenista”, ¿qué pasa con el resto de los partidos?

    El otro gran partido que se empequeñeció hasta casi desaparecer fue el Partido de la Revolución Democrática, prácticamente destruido después de parir a Morena y consumido por las deserciones masivas que se fueron detrás de la estela lopezobradorista.

    Del PRD queda casi nada, una Gubernatura, un puñado de diputados y senadores, y el lastre de haberse quedado en el barco cuando la mayoría se fue a Morena.

    Desde el 2012, cuando Andrés Manuel López Obrador fundó Morena y se apartó del PRD, el partido del sol azteca cayó en barrena y desde entonces su presencia en la política mexicana se limita a pequeñas alianzas.

    El Partido Verde es otro de los partidos que alguna vez soñó con competir por cosas grandes, pero hoy se vende al mejor postor.

    Con buen olfato, el Verde ha transitado por todas las alianzas y actualmente se cobija bajo la sombra de López Obrador, cobrando el apoyo.

    El Partido del Trabajo es un aliado natural del Presidente, de orígenes populares, acostumbrado a mendigar el voto y con una pobre capacidad de convencimiento, este partido vive sus mejores momentos bajo el cobijo de los morenistas y no representa ninguna opción relevante para los votantes.

    Y nos queda Movimiento Ciudadano, un partido emergente considerado uno de los pocos capaces de enfrentarse a Morena, pero sin una ideología clara ni un proyecto de País que pueda ir más allá de ganar una elección estatal.

    El horizonte de oportunidades políticas para la ciudadanía es pobre y está por redefinirse, nadie sabe quiénes serán los protagonistas de los próximos procesos electorales, lo único seguro es que deberán enfrentar a Morena.