Contrario a lo que puedan decir las autoridades, esta Semana Santa estuvo muy lejos de cerrar con Saldo Blanco, sobre todo en el tema de violencia, tanto de asesinatos como de desapariciones.
Además de que también se reportaron accidentes, incluso con pérdida de vidas, ya sea en centros de esparcimiento, balnearios o carreteras.
Lo increíble es que salir en esta semana que pasó significó algo imposible transitar desapercibido.
Solamente del trayecto de Culiacán al puerto de Altata los puntos de apoyo vial con autoridades de tránsito y cuerpos de auxilio se ubicaron en las inmediaciones de Aguaruto, de camino a Navolato y antes de llegar a la zona costera: y puntos de control y revisiones con autoridades federales en las inmediaciones de San Pedro, en el entronque a Bachimeto y en la entrada de Altata y crucero a El Tetuán y El Tambor.
Para muchos el asunto resultó exagerado, sobre todo por las largas filas que provocaron.
Eso repercutió en algunos puntos con desorden por malestar, y en los destinos, por elevar el tiempo de trayectos de 1:30 horas a tres.
Como vemos, los retenes no previnieron que se perpetraran crímenes ni la presencia en las carreteras fueron suficientes para impedir que hubiera accidentes con víctimas mortales.
