El pánico en el estado ha vivido desde el llamado nuevo “Jueves Negro”, lleva a creer cualquier noticia falsa sobre comandos armados o nuevos bloqueos en los accesos a las ciudades, sobre todo a Culiacán.
La psicosis está a todas horas, la tranquilidad se ha perdido, y los ciudadanos no pueden escuchar una sirena de policías, de ambulancias, o bomberos cuando ya el temor cunde, y en las redes sociales abundan los mensajes de “cuídense, hay balaceras por aquí o por allá”, o “plebes hay ruidos de detonaciones en tal o cual lugar”.
Y es que la manera como se realizó el operativo para capturar a Ovidio Guzmán López, se realizó sin tomar en cuenta la respuesta violenta que generaría, o lo que es peor, lo sabían pero prefirieron hacerlo de esa manera.
Pero varias ciudades como Culiacán, Los Mochis, Mazatlán y Escuinapa fueron convertidas en escenario de guerra. La capital sinaloense fue de nuevo “sitiada” por grupos de criminales, que estuvieron despojando de sus vehículos a trabajadores o ciudadanos que iban a sus labores; son muchas las historias de verdadero terror que algunos cuentan, muchos vieron cómo sus unidades fueron incendiadas, otros tuvieron que resguardarse donde pudieron, ya sin sus autos.
Es cierto, las autoridades esta vez fueron contundentes, no dieron tregua, desmantelaron todos los narcobloqueos y retomaron el control en partes importantes como el aeropuerto, las centrales de autobuses, resguardo inmediato de las instalaciones militares, el penal, que esta vez no pudo replicar una fuga masiva.
Pero en el caso de Culiacán estuvo en prácticamente toque de queda todo el día, la orden, o exhorto fue “no salga de casa”, “quédese en resguardo”, “no salga a las calles”.
Y el miedo cundió, la tranquilidad se ha perdido.
Estemos atentos a la información y no hagamos caso de noticias falsas.
Esperemos que los sinaloenses podamos dar vuelta a la página, si es que esto es posible, porque no nos puede vencer el miedo.