Tradicionalmente, el 24 de junio, el Día de San Juan, se espera que llueva y todo indica que este año sí se está cumpliendo la creencia popular.
Y tal como lo comentamos el viernes en este espacio, la tormenta tropical “Alberto” atravesó todo el territorio nacional y trajo a Sinaloa las bendecidas lluvias, las cuales se agradecen sobre todo por la intensa sequía que se ha estado padeciendo en casi todo el País y donde Sinaloa es especialmente sensible dada su conducción agrícola en el sector productivo.
Sin embargo, esa lluvia del jueves en la tarde y noche, principalmente en el sur del estado, nos trajo la probadita de los efectos y daños que traen las inundaciones.
También, fieles a lo que ya es una tradición, por ejemplo en Mazatlán, los puntos inundables persisten en ciertas áreas del puerto, incluyendo la zona turística.
Sin ser muy intensa pero sí muy pertinaz y de varias horas, esa lluvia inicial de la temporada nos remarca en la conciencia el riesgo en el que vivimos.
Ciertamente se han realizado obras para solventar estas condiciones de riesgo, y afortunadamente funcionan en general los planes de prevención y los que aplican las autoridades ya en el momento, sin embargo, no podemos confiarnos.
Bajar la guardia ante una temporada de lluvias que ya nos mostró lo que puede venir es lo que menos debemos hacer en este momento.
La temporada de huracanes del año pasado nos azotó en la cara con lo que “Otis” le hizo a Acapulco, donde se conjugó la fuerza de la naturaleza con la falta de prevención y la inacción oficial.
No queremos que eso se repita en ninguna parte del País.
