Editorial
Si nuestro políticos carecieran de aptitudes, pero contaran con sentido común, otro gallo nos cantaría. Seguramente no estaríamos hundidos en este pantanal de crisis, miseria, desigualdad, injusticia y violencia desatada.
Fue necesaria la bofetada pública que le dieron los mazatlecos al Alcalde Luis Guillermo “El Químico” Benítez, para que entendiera que no hay condiciones para hacer un carnaval, que hay otras preocupaciones, que ni siquiera había tiempo para ir a las urnas.
El puro desaire ya es suficiente mensaje, apenas un porcentaje mínimo de las 30 mil personas convocadas asistieron a responder la pregunta realizada por un Alcalde que prefirió lavarse las manos, antes que tomar una decisión.
“El Químico” sabe que el Carnaval ha sido siempre el termómetro con el que los mazatlecos miden a sus presidentes municipales, así que le daba terror cancelar la fiesta grande, y de ahí que se inventó lo de la consulta pública.
Pero si hubiera tenido un gramo de sentido común hubiera cancelado desde hace mucho la posibilidad de la fiesta y se hubiera ahorrado el ridículo de una consulta pública a la que asistió apenas un puñado de personas.
El problema de nuestros políticos es que siempre están en campaña, se someten a un escrutinio diario, pensando en su próximo puesto, sin darse cuenta que lo importante es el presente de la ciudadanía y no su futuro político.
Si tuvieran un gramo de sentido común, nuestros alcaldes no andarían en camionetas del año, cuando el pueblo no tiene ni para comer, no andarían de viaje con cualquier pretexto ni peleando gubernaturas, diputaciones o alcaldías a las que se creen merecedores.
Si fueran pueblo caminarían con ellos, vivirían con ellos, comerían con ellos, y no serían la copia de los que los antecedieron.
