Reconstruir la paz

24/10/2024 04:00
    De poco servirán los operativos y el despliegue de corporaciones de los diferentes niveles si no hay consecuencias para quienes han actuado en contra del interés general sólo por pretender defender intereses particulares.

    Tal vez la llegada de agentes del Ejército en las tareas de seguridad en Culiacán tienen como objetivo restablecer la seguridad y la paz en la ciudad tras la ola de violencia generada por enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada.

    Es lo menos que el Estado mexicano debe hacer para cumplir con una de sus obligaciones, la de resguardar la seguridad de la población.

    Pero no es suficiente. Sobre todo, si a la población de regiones como la de Culiacán y sus alrededores se les ha despojado de la paz y la tranquilidad.

    Y ahí hay una tarea en la que las autoridades no han sabido cómo dar respuesta y restablecer el orden. Sin duda, contener a quienes delinquen es una de las acciones necesarias, pero también, la de restablecer el Estado de Derecho y castigar a quienes se han robado la tranquilidad de la población.

    De poco servirán los operativos y el despliegue de corporaciones de los diferentes niveles si no hay consecuencias para quienes han actuado en contra del interés general sólo por pretender defender intereses particulares.

    Y más allá de los operativos, las autoridades han ido detrás, muy detrás, de las acciones que la sociedad necesita para poder volver a la normalidad y ahí el reto será mucho mayor.

    Porque no se trata de volver a como era la ciudad, Culiacán, sus comunidades y los municipios aledaños, sino de hacerlos diferentes para que en realidad se sienta un cambio.

    La cultura en todas sus manifestaciones, sociales, artísticas, empresariales y políticas, por mencionar algunas, debe cambiar para que haya una transformación.

    De cómo se establecen las relaciones y cómo se apuesta por el bien común deberán partir las acciones para que se puedan construir comunidades diferentes, donde no sólo haya una conciencia plena sobre las consecuencias para quienes actúan al margen de la Ley, sino que además, haya la certeza de que el aparato de justicia sea efectivo y haya las sanciones justas.

    Si esto se sigue dejando de lado, las comunidades de Sinaloa seguirán pendiendo de un hilo y las historias de temor y de terror estarán ahí.