De terror, deben estar pasándolo nuestros vecinos de las zonas serranas de Sinaloa, tomando en cuenta de que si nuestras autoridades son capaces de mentir o de ocultar o cambiar la información de lo que pasa en la ciudad, a donde casi podemos llegar de inmediato, ahora imagínense en donde no hay nadie que pueda informar.
Y aunque las redes sociales han servido justamente para conocer la situación, obvio no son inmediatas y muchas veces es imprecisa.
Las noticias viene sobre todo de la zona serrana de Cosalá, de donde han llegado imágenes de cruentas batallas entre grupos del crimen organizado.
También de la zona serrana de Concordia, de donde nos ha llegado el último, en donde se puede observar por lo menos una media docena de cuerpos es estado de descomposición y todos ellos con ropa táctica y en un espacio amplio de monte en la sierra.
Casi al mismo tiempo, nos llegó otro reporte de la sierra de Choix, en donde también hubo enfrentamientos.
Quienes han podido acercarse, ya sea con familiares o amigos, comentan lo mismo, que los grupos armados son los que mantienen en toque de queda las comunidades y que de poco sirve la presencia de las fuerzas militares en la zona, que hay que meterse temprano a dormir y que los militares son capaces de sembrarle droga a la más mínima provocación.
La experiencia en lugares más cercanos, como la franja rural poniente de Elota, que todavía es campo de batalla para ambas facciones; e Imala y en Sanalona, en la zona serrana de Culiacán, ahora en lugares como Tomo y El Melón, y San Cayetano, de Tepuche para arriba, son testigos silenciosos de lo mismo.
De batallas que duran horas y sus víctimas mortales duran días en el mismo lugar hasta que sus dolientes los recogen, porque la autoridad prefiere no hacer nada por entrar a esas zonas.
Pobre de nuestra zona serrana, tan lejos del Gobierno y tan cerca del crimen organizado.