Sin duda, el tema económico, desde quien busca una oportunidad de trabajar hasta quien busca cómo mantener su negocio a flote a pesar de las adversidades, sigue siendo un asunto que debe estar entre las prioridades.
Porque a más de un año de pandemia a causa del Covid-19, el presente y el futuro sigue siendo incierto, sin la seguridad de que el trabajo que se tiene vaya a soportarse más de lo que ya se tiene o sin la certeza de que saliendo a buscar se encontrará una oportunidad de trabajo.
Incierto es también para los negocios lo que hoy se vive y lo que vendrá. Parecía un triunfo que 14 semanas seguidas los casos de personas enfermas por el coronavirus estuvieran a la baja y de repente, un rebrote pone a dudar lo que está por venir.
Por eso, la economía necesita de estímulos, para que siga trabajando y dé tranquilidad a las familias que dependen de ingresos y empleo.
Pero también se necesita que haya más seguridad pública, que garantice la protección de todos, sobre todo de las mujeres, en un Estado como Sinaloa, donde de manera alarmante se han incrementado los feminicidios.
Y debiera ser un asunto prioritario porque afecta a un sector vulnerable al que no se le han dado políticas públicas que les garantice que estarán protegidas.
Como tampoco lo están, de manera eficiente, la población en Sinaloa, con una pandemia que crece y con medidas públicas que se esfuman, dejando a la voluntad de la gente el cuidado contra el Covid-19.
Y generando con eso que las medidas de distanciamiento social que el Gobierno debería alentar y vigilar, se vuelvan discrecionales o casi nulas, aumentando con ello el riesgo.
Sí, la gente y las autoridades deben tener prioridades y seguro la economía es una de ellas, y la seguridad, y la salud y tal vez otras más y todas ellas se pueden manejar de manera coordinada.
En Sinaloa se requiere, pues, de algo de voluntad para que al menos estos tres aspectos funcionen de manera adecuada y no se ponga en riesgo a nadie. Solo algo de voluntad.