Periodistas en riesgo

    Se considera 2022 el año más letal para la prensa en nuestro País, con 13 asesinatos, mientras que en 2017 hubo 12, en 2016 se registraron 11, y en los años 2006, 2008, 2010 y 2019 hubo 10 homicidios en cada uno.

    El plagio de tres periodistas en Taxco, Guerrero, la semana pasada y el asesinato de un fotoperiodista en Ciudad Juárez, Chihuahua, apenas unos días más atrás, ponen de relieve que la inquietud en el gremio no es en balde.

    Preocupa la situación de alto riesgo que prevalece para los periodistas a lo largo y ancho de la República Mexicana.

    Y aunque los tres reporteros de Taxco fueron liberados tres días después, y en el caso de Ismael Villagómez, fotoperiodista en Ciudad Juárez, se investigaba también la vertiente no solo de su labor periodística, sino también de su trabajo como conductor de una plataforma de transporte privado, no podemos dejar de señalar la situación que ya de por sí era alarmante.

    De 2000 a la fecha, la organización Article 19 ha documentado al menos 162 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor.

    De dichos casos, 42 se han registrado durante el actual gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que en el sexenio anterior, el de Enrique Peña Nieto, sucedieron 47, y 48 en la administración de Felipe Calderón.

    La mayoría de los asesinatos han sido a periodistas hombres, con 150 casos, y los 12 restantes han sido de mujeres.

    Se considera 2022 el año más letal para la prensa en nuestro País, con 13 asesinatos, mientras que en 2017 hubo 12, en 2016 se registraron 11, y en los años 2006, 2008, 2010 y 2019 hubo 10 homicidios en cada uno.

    Cifras que no se deben echar en saco roto, porque se combinan con el ambiente de amenazas y presiones que es prácticamente constante en muchas regiones del País.

    Y lo peor, la impunidad prevalece, como bien lo señala la organización Artículo 19 en su informe de principios de noviembre: “Hoy no estamos mejor que hace 5, 10, 20 o 30 años en el esclarecimiento de los casos de violencia. Al contrario, enfrentamos un periodo de aguda erosión democrática, a la par de pactos de complicidad entre élites políticas, económicas y criminales que han capturado a los estados. Este contexto es rodeado de una conversación pública cargada de odio, propaganda y mentiras que se vuelven virales”.