Dicen que a cada generación nos toca una guerra... y basta ver las edades de las víctimas de esta racha violenta en Sinaloa para darnos cuenta que esta es una guerra peleada por jóvenes.
La peor racha violenta que ha enfrentado nuestro estado en los tiempos modernos está a punto de cumplir un mes ininterrumpido de flagelar a los ciudadanos sinaloenses.
La vida de más de 150 personas se ha perdido en estos últimos días de disputa entre dos facciones del Cártel de Sinaloa y la mayoría son si acaso de 20 y tantos o 30 y tantos años de edad. Muchos de ellos de menos de 20 años incluso.
Los casi 200 que han sido víctimas de privación ilegal de la libertad también cuentan con la misma característica.
En ambos casos no se descartan menores de edad, que los ha habido hasta de 13 años, y por supuesto víctimas femeninas, que no han faltado.
Son los menos los que en sí rebasan los 40 años de edad. La juventud es el sello de esta victimología.
Sobra decir que la criminalización con la que cargan estas víctimas es inherente al contexto no sólo el actual sino de siempre, y en cierta forma se justifica esa apreciación popular y de las propias autoridades porque muchos de los casos son así: implicados de alguna manera con el crimen organizado.
Pero de ahí a pensar en el merecimiento de ese destino, es lo que nos transforma en seres humanos compasivos y empáticos.
Por eso duele ver así perdidas las vidas de nuestros jóvenes. ¿Hasta cuándo, Sinaloa?
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