Hubo un tiempo en que no había preocupaciones por el suministro de agua potable. Abrías la llave de tu casa y llenabas lo que necesitabas. Y si no había acceso a una red, estaban los pozos que fácilmente podían abrirse en los terrenos. Pero ya nada es igual.
Hoy, son muchos los hogares que deben estar al pendiente de en qué momento contarán con el suministro de agua potable abriendo las llaves. Y quien aspira a tener su propio pozo, deberá hacer varias pruebas hasta encontrar un afluente subterráneo. Porque ya nada es igual.
Cuando se discute sobre el cambio climático, tal vez vienen muchas cosas a la cabeza menos los efectos que están enfrente de uno. Porque hace falta agua, y solo se piensa en el mal sistema de producción y distribución de las Juntas de Agua Potable. O hace un calor más intenso que lo normal y decides bajar más la temperatura en el aire acondicionado.
Pero el cambio climático va mucho más allá de esos dos elementos, porque tiene que ver con la disposición de los recursos naturales, como el agua o el aire, pero tiene que ser de calidad. Tiene que ver con las características de los fenómenos meteorológicos y su intensidad y su temporalidad. Y tiene que ver la preservación de las selvas y de los espacios verdes que garantizan una mejor calidad de vida, y más segura, y que su deterioro incrementa el calentamiento global.
Y no se debe pensar en algo que es muy lejano, que no afecta el entorno más cercano, cuando hay datos que ya hablan de ello y solo basta con poner un poco de atención.
En su reporte más reciente, la Comisión Nacional del Agua reporta, por ejemplo, que un 65 por ciento de la superficie de Sinaloa padece de una sequía severa, mientras que el 35 por ciento restante está en condiciones de sequía extrema.
Esa condición, que solo se solventa con una buena temporada de lluvias, debe de servir si no para aterrar, al menos para alertar y cuidar mejor el agua, porque sí, ya nada es igual.