Editorial
¿Es viable que el Gobierno federal organice una rifa para deshacerse del avión presidencial, del que no quiere saber nada? ¿Es la mejor forma que se tiene para poder colocarlo en el mercado?
Sin duda, la posibilidad de que el avión presidencial, que le costó al Estado casi 3 mil millones de pesos, sea rifado, es una de las que ha manejado entre varias alternativas que maneja el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para poder vender la aeronave.
Pero ha sido el sorteo lo que ha llamado la atención, el centro de las discusiones, la fuente para el análisis político y las razones para descalificar al Gobierno.
Y han sido todas esas discusiones las que ha llevado al País a dejar de ver asuntos de más trascendencia y que mayor preocupación debería generar en todos, principalmente en quienes inciden en la opinión pública.
Porque en México siguen ocurriendo masacres y la violencia no ha parado. Lo mismo ocurre en la sierra de Guerrero que sobre una avenida de una ciudad de Guanajuato, y se sigue hablando de la rifa del avión presidencial y no de cómo hasta ahora, la estrategia de seguridad del Gobierno federal no está funcionando.
Porque en el País todavía hay gente que sale a las calles para demostrar que en México todavía hay casos de homicidios y desapariciones que aún no han sido resueltos y por lo tanto, aún no ha habido justicia. Pero se prefiere hablar de un sorteo y no de qué debe contener la reforma judicial que permita resarcir los daños de tantos años de impunidad.
Porque en una Nación donde un sistema de salud no termina por desaparecer y uno nuevo aún no se pone en marcha, debería alentar a la discusión de cómo hacer para volver viable un sistema que permita el acceso a la salud para todos. Pero el Presidente pone el tema y muchos le hacen coro a la rifa de un avión que por poco tiempo fue presidencial.
Sí, el destino de esa aeronave es un asunto público, pero no requiere ni demanda una discusión tan amplia como la que se le ha dado, como sí esos asuntos que podrían hacer de México un País mejor.
