Dicen que una vez el trabajador de uno de los talleres cercanos entró a la zona enmontada de ahí y luego ya no se supo de él.
Lo vieron perderse entre las ramas.
Y aún y cuando conocían ciertos detalles sobre ese lugar en Vinoramas, al sur de la ciudad de Culiacán, no esperaban que terminara en lo que resultó: una fosa clandestina.
El terreno, en medio de Centros de Distribución de empresas grandes, es lugar de brecha para quien se sienta valiente, sobre todo por la noche.
Lo impresionante del lugar es que, aunque no se conoce bien cómo o por qué, las rastreadoras de distintos colectivos y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas llegaron y rápidamente hallaron restos humanos.
Primero una cabeza humana, luego dos cuerpos putrefactos semienterrados, restos óseos de otras tres personas, uno de ellos carbonizado.
El lugar a todas luces es uno de los tantos escenarios en Culiacán y en Sinaloa, protegidos por el poco tránsito de autos y personas, oscuridad y maleza, que toman los criminales como su lugar para cometer homicidios.
Aquí hay dos verdades que pueden ocurrir en el futuro inmediato, la primera es la posibilidad de que sigan hallando cuerpos las rastreadoras, y la segunda es que en el momento de que se vayan, ya nadie buscará nada, porque con todos los indicios en el lugar, debería ser un trabajo que haga la Fiscalía General del Estado, pero ya es algo que hoy simplemente se niegan a hacerlo.