Fomentar el deporte

    A pesar de que México tenga el potencial para encontrar talentos en áreas clave como ha ocurrido en la halterofilia, el tiro con arco, el judo o el taekwondo, sus actividades se ven opacadas por lo que se hace en las actividades con interés comercial y privado.

    A propósito de los Juegos Olímpicos que se celebran en París y la expectación que causa entre los mexicanos sobre todo cuando se habla de las posibilidades de medalla de algún compatriota, se hace necesario revisar la política deportiva en México.

    Porque sí, hasta ahora, el deporte se ha visto como algo colateral y accesorio de las políticas públicas de las administraciones gubernamentales, pero no una tarea que se convierta en un eje central en la formación de mejores ciudadanos.

    Y claro, no significa que quien no practique un deporte no sea una buena persona, pero está claro que la actividad deportiva se convierte en un eje aglutinador sobre todo cuando tiene que ver con destacar las identidades de las personas.

    Sí, a veces es molesto que México, en cualquiera de las competencias a las que asiste, no tenga el rendimiento que se espera, pero también se vuelve un fenómeno cuando alcanza la gloria en torneos inesperados.

    Bajo esa lógica, se hace necesario que el Estado mexicano adopte una política deportiva más clara que incentive no sólo la identidad de sus distintas regiones, sino también, que promueva la competencia y permita además encontrar nuevos valores.

    Porque hasta ahora, el deporte de masas se concentra en el futbol, con torneos cortos que cada vez pierde competitividad frente a lo que se hace en otros países, o en el beisbol con sus dos ligas que se nutre de talento local pero también extranjeros. Acaso, quizá también los circuitos de basquetbol, como el que se juega en el Pacífico o el de futbol americano con más arraigo en cierto circuito universitario.

    Pero a pesar de que México tenga el potencial para encontrar talentos en áreas clave como ha ocurrido en la halterofilia, el tiro con arco, el judo o el taekwondo, sus actividades se ven opacadas por lo que se hace en las actividades con interés comercial y privado.

    Si el Estado mexicano se decidiera a ver el deporte como una actividad que genera identidad, que promueve mejores prácticas e incentiva la unidad, no sólo se tendría un mejor País, sino, también, permitiría soñar con más medallas.