Durante la época de la Guerra Fría, el mundo se debatía entre dos bloques hegemónicos que interpretaban de diferente manera la política, a partir de dos modelos económicos divergentes entre sí, lo cual impactaba directamente a las sociedades de las naciones que eran regidas por un modelo o el otro.
En México, vecino del líder occidental y su modelo económico capitalista, los Estados Unidos de América, mantenía ese modelo pero con algunos toques de socialismo, el modelo antagónico.
Desde su fundación, los EUA han cimentado su política a partir de la existencia de dos partidos políticos, con la excepción de algunas fuerzas emergentes en algunas de sus etapas históricas, lo mismo sucede con la otra potencia occidental, el Reino Unido.
España vivió un proceso renovador luego del fin del franquismo y hoy su debate político se da entre dos fuerzas de signo divergente.
En México, a partir del triunfo de Morena, el País se encuentra entre dos bloques políticos que buscan aplicar sus recetas políticas y económicas a partir de diferentes formas de ver la problemática de la Nación, y así, se encaminan a un proceso de renovación de la Presidencia de la República cual si una Guerra Fría a pequeña escala se tratara.
En los dos grupos hay figuras que destacan y otras no tanto, o nada y, mientras en el bloque liderado por Morena ya se placean seis aspirantes a la candidatura para la silla presidencial, en el Frente Amplio por México unos se suben al carro de las oportunidades y otros lo dejan pasar.
Como fuerza de excepción, Movimiento Ciudadano podría decidir si va con algún bloque o será convidado en la fiesta de las definiciones.
En este inminente proceso electoral, algunos analistas y otros tantos ciudadanos auguran una elección de Estado, mientras simpatizantes de la Cuarta Transformación defienden el talante democrático del régimen lopezobradorista. Lo cierto es que estas ya son las vísperas del encuentro entre dos grupos antagónicos el 2 de junio de 2024.