Con la experiencia sufrida en el primer Jueves Negro, y luego el operativo en que sí se logró la detención de Ovidio Guzmán López, en Culiacán tuvimos la mala fortuna de vivir un nivel de terrorismo que el crimen organizado ya había aplicado en otras partes del País.
El despojo de camiones, bloqueos y a veces el incendio de estos han ocurrido desde entonces y con mayor periodicidad durante la guerra interna que disputan dos bandos en el Cártel de Sinaloa desde el pasado 9 de septiembre.
Ya es común ver cómo el Cártel realiza acciones de este tipo en la carretera Mazatlán-Durango, la maxipista Culiacán-Mazatlán o en las carreteras regionales del valle de Culiacán, hoy territorios del nuevo municipio de Eldorado y la comunidad de Costa Rica.
Cada vez que hay batallas entre grupos de civiles armados en el centro del estado, la nueva amenaza para la ciudadanía en general son los bloqueos y la inminente exposición a los tiroteos.
Pero estos actos de terrorismo, porque lo son desde el momento en que las víctimas es la sociedad, sin deberla ni temerla, van en aumento.
Desde este fin de semana, en Sinaloa se pasará a la historia como la primera vez que se usaron explosivos para realizar ataques.
El pasado 8 de noviembre, vecinos del campo pesquero Las Arenitas, en el municipio de Eldorado, denunciaron que arrojaron explosivos “desde el aire” que cimbraron las viviendas.
Algunos dijeron que los criminales habrían usado drones.
Mientras que este domingo el hecho se repitió en la colonia Lázaro Cárdenas con un ataque realizado con explosivos en un domicilio.
La ola de violencia busca nuevos caminos y urge una solución por parte de las autoridades.