Editorial
Mientras los mexicanos discutimos si el Presidente Andrés Manuel López Obrador hizo bien su trabajo o no durante su primer año como el máximo administrador del presente y el futuro de los mexicanos.
Mientras escuchamos su discurso repleto de promesas repetidas y escasa autocrítica, mientras discutimos si todo seguirá igual o si realmente conseguirá el cambio que solo él ve cerca, del otro lado, otro informe debería de inquietarnos.
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos dio a conocer las cifras de los primeros meses de su año fiscal, que comienza en octubre.
En esos dos meses, octubre y noviembre, según los responsables de la seguridad de las fronteras estadounidenses han detenido a 63 mil personas intentando entrar de manera ilegal a su territorio.
La mayoría de esas detenciones se han realizado en la frontera con México y algunos de los datos ofrecido sorprenden porque rompen la dinámica de los últimos meses.
Lo primero que llama la atención es que de ese total, alrededor de 30 mil detenidos son de origen mexicano, constituyendo casi el 50 por ciento de la detenciones, mientras la otra mitad es de países centroamericanos.
Aquí lo sorprendente es que la tendencia del cruce de mexicanos hacia Estados Unidos se había reducido paulatinamente, llegando a ser sólo el 30 por ciento de los que intentaban pasar hacia el norte.
La razón del elevado número de mexicanos intentando llegar a Estados Unidos es simple y llanamente una prueba de las malas condiciones de la economía y la seguridad en México, principales impulsores de la migración al país del norte.
Los dos temas reconocidos hasta por López Obrador como sus principales deudas después de un año en el poder.
Ojalá su segundo año esté centrado en procurar una mejor vida para sus gobernados, antes de que miles de mexicanos opten por cambiar de País.
