Editorial
El anuncio de la alianza del PRI, PAN y PRD tuvo su primer efecto secundario: Morena decidió suspender el anuncio para dar a conocer a su candidato a la Gubernatura de Sinaloa.
Dos razones dieron a conocer los aspirantes a la candidatura que permanece en el limbo: una encuesta con resultados muy parejos y la necesidad de esperar a ver si Morena va a hacer una alianza.
La primera respuesta nos parece un pretexto muy barato, la verdad es que por más parejos que estén los resultados de la presunta encuesta, Morena no se ha distinguido nunca por una vocación democrática.
La segunda razón nos parece más válida, ya que si Morena decide aliarse con el PT, el Verde o el PAS, deberá sentarse a negociar la repartición de las candidaturas, por más poderoso que sea el partido.
Pero aún con la alianza encima, estamos de acuerdo en que la candidatura a la Gubernatura jamás la entregaría a Morena a ninguno de sus aliados, así que este razonamiento también termina invalidándose.
La verdadera razón la podemos encontrar en el anuncio del PRI, PAN y PRD, una alianza que se había cacareado con insistencia, pero que pocos pensaban que podía llegar a ser una realidad.
La alianza opositora de Morena es una verdadera declaración de guerra y los morenos lo saben, así que desde ahora en adelante sus decisiones tendrán que ser tomadas con mucho más cuidado que antes.
Elegir a un candidato de Morena para que luche por la Gubernatura de Sinaloa ya no será un asunto de amigos del Presidente, el elegido tendrá que asegurar que puede con el paquete, una verdadera prueba de fuego.
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