Falta menos de un mes para que inicien las campañas electorales en Sinaloa, pero la mayoría de los ciudadanos ya ha estado expuesto a algún tipo de mensaje político.
Y aunque por ahora el interés está centrado en otros temas, como el económico o el de la salud, los asuntos políticos ya empiezan a plantearse en las conversaciones.
Quiénes y cómo se están aliando, quiénes y cómo están apoyando, quiénes y cómo se están postulando, son de las noticias que han girado alrededor del proceso electoral que, por cierto, aún no comienza.
No comienza porque son procesos de precampaña e intercampañas en los que los partidos políticos están definiendo aún quiénes serán sus candidatos a los diferentes puestos de elección popular.
Pero los mensajes corren de un lado hacia otro de las redes sociales, las diferencias se ensanchan y las coincidencias, si es que existen, se anuncian, para que todos se enteren.
Pero lo que la sociedad requiere no es eso. Demanda de ciudadanos informados, a la altura de tomar las mejores decisiones para el bien de todos, eligiendo de forma correcta.
Sí, los procesos electorales despiertan pasiones de uno y otro lado, entre quienes critican sin piedad a los rivales y defiende con el pecho por delante a quienes considera como de los suyos.
Y no es que apasionarse esté mal, porque es bueno emocionarse. Pero más que atribuir las emociones a los otros, los candidatos, es más importante encontrar emoción en la decisión que uno va a tomar.
Por eso, ante la efervescencia que se viene, con elecciones federales, estatales y municipales, vale más tomarse las cosas con calma, darse el tiempo para revisar las propuestas, identificar cuáles se apegan a su visión y tomar la decisión que sea conveniente.
Se vienen tiempos de efervescencia, de muchas pasiones, de campañas negras rebosantes y de descalificaciones sin control. Y lo que Sinaloa requerirá, en ese entonces, será de ciudadanos comprometidos con su entorno, que sabrán revisar, analizar y elegir bien.