Lo que ha sido el Huracán Kay ha traído más que lluvias intensas al estado, también una lección sobre la suspensión o no de clases.
La decisión de suspender actividad en las escuelas cuando haya peligro de cualquier fenómeno meteorológico siempre será acertada porque se trata claro de preservar la integridad físico de alumnos, maestros, personal escolar y de hasta los mismos padres de familia.
Pero hay un problema que aunque ya se había mencionado en el pasado, fue con este huracán que obligó a la suspensión de clases por tres días consecutivos, que las autoridades educativas se dijeron qué hacer.
Primero, la prontitud, la alerta temprana de que asistir a las aulas no es posible ante las lluvias extremas, por lo general son alertas que se dan, como se dice coloquialmente, “al cuarto para las 12”, lo cual era impráctico y creaba confusiones, en muchos casos los padres llegan con sus hijas e hijos y resulta que los devuelven, así con el chubasco encima.
Eso al parecer, acertadamente claro, se está solucionando y los padres de familia se podrán ir a dormir sabiendo que la suspensión es un hecho.
El mismo Gobernador Rubén Rocha Moya pidió a las autoridades educativas este ajuste de comunicar lo más temprano posible la suspensión de clases. Obvio, los padres también hay que usar el sentido común.
Otro tema, si la suspensión de clases se extiende pues buscar qué hacer para que los alumnos no se rezaguen más ante el atraso en los programas educativos.
Graciela Domínguez Nava recomendó retomar clases virtuales o a distancia, lo cual es muy buena idea, que por cierto ya el Cobaes y algunas escuelas privadas estarían llevando a cabo.
Así que serían dos aciertos, las alertas tempranas sobre si hay suspensión de clases o no, y la solución al posible retroceso en los planes de estudio.