Editorial
Sí, la condición de emergencia sanitaria en México ante la propagación del Covid-19 está dando golpes fulminantes a la economía del País. Y sí, esos golpes ha obligado a muchos negocios a bajar sus cortinas, a la espera de mejores tiempos.
Y sí, cada ciudad del País tendrá sus propias características para considerar que la emergencia actual está afectando en el momento menos indicado, como ocurre en los destinos de playa.
Mazatlán se había convertido en los últimos años en uno de los destinos turísticos de playa, y cultura, como le agregan a la promoción, con mayor crecimiento en la afluencia de turistas en períodos vacacionales especiales, como el de Semana Santa, que justo estaba por comenzar.
La cercanía con otras entidades, con más conexiones aéreas y accesos carreteros más rápido, ocasionó un crecimiento inmobiliario y hotelero a un ritmo que no se había tenido desde antes de la crisis financiera mundial del 2008.
Pero ese ritmo hoy se ha detenido, ante la propagación del Covid-19 por todo el mundo, que ha obligado a paralizar las actividades. En el turismo, conforme se empezaron a dar a conocer los primeros casos de contagios, los destinos turísticos comenzaron a resentirlos.
En Mazatlán, que prácticamente tenía asegurado un lleno total durante este período vacacional, las reservaciones se desplomaron conforme los contagios crecían y finalmente los hoteles debieron cerrar tras la instrucción del Gobierno de Sinaloa.
Junto con el cierre de hoteles y de negocios considerados como parte de las actividades no esenciales, el dinamismo en Mazatlán se ha reducido a nada.
Ha crecido el desempleo, hay pocas oportunidades de trabajo y menos acceso a apoyos para sobrellevar al menos el mes que se ha decretado para la emergencia.
Los destinos turísticos sufrirán por este paro en la actividad económica para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus. Cuando todo se restablezca, alguna medida habrá de encontrarse para que la reactivación sea efectiva. Por el bien de todos.
