Casos lamentables

    Dos casos disímbolos pero no menos estrujantes se sucedieron en estos días en Sinaloa, curiosamente en ambos extremos del territorio estatal.

    En orden cronológico, se dio a conocer que el 27 de enero, en Ahome, fueron rescatados 42 indígenas tepehuanes, originarios de Chihuahua que permanecían en un campo agrícola bajo condiciones de esclavitud, de acuerdo con el Presidente Municipal Gerardo Vargas Landeros.

    El rescate fue realizado por la Fiscalía General del Estado y el 31 de enero la Comisión Estatal de los Derechos Humanos abrió una investigación por oficio contra el campo agrícola, según informó el visitador general Miguel Ángel Calderón Espinoza.

    Por otra parte, en la sindicatura de Isla del Bosque, Escuinapa, una bebé prematura fue abandonada entre el monte de predios agrícolas durante la tarde del martes.

    “El caso está con la Procuradora (DIF), el Ministerio Público está haciendo las investigaciones, fue encontrada el martes, nosotros estamos al pendiente de su evolución, pero Fiscalía se está haciendo cargo”, dijo la Directora del DIF, Karina Castañeda Rodríguez.

    Afortunadamente, el estado de salud de la bebé es bueno y estable, de acuerdo con el Director del Hospital General-IMSS Bienestar, Daniel Uribe Peraza.

    En ambos casos conviene preguntar qué ha sucedido con el tejido social, que en pleno Siglo 21 aún se den casos de explotación del hombre por el hombre y que una vida en ciernes sea dejada a merced de los elementos y los animales salvajes es motivo de preocupación.

    En el caso de los jornaleros esclavizados, es evidente que hay responsables que deberán pagar al menos económicamente los abusos causados.

    Sobre la bebé sería injusto hacer juicios a priori, cuando se desconocen las causas que obligaron a tomar una decisión así.

    Sin embargo, es doloroso que los más desprotegidos en la sociedad y los más indefensos aún sean quienes padecen por la desintegración social y la pérdida de uno de los valores más importantes, el respeto.

    En ambos casos conviene preguntar qué ha sucedido con el tejido social, que en pleno Siglo 21 aún se den casos de explotación del hombre por el hombre y que una vida en ciernes sea dejada a merced de los elementos y los animales salvajes es motivo de preocupación