Buscar a los desaparecidos

    La situación se agrava más en el ánimo colectivo como el que se tiene hoy en Sinaloa, donde en medio de la ola de violencia que inició el 9 de septiembre, las denuncias por desapariciones se han incrementado.

    Todas las crisis de seguridad son dramáticas y requieren de una atención especial de parte del Estado mexicano para resolverlo. Lo menos que puede hacer es quedarse inmóvil, como a veces suele ocurrir en algunas de las crisis.

    Por ejemplo, en las desapariciones que se siguen presentando a lo largo del País y donde Sinaloa no está exento.

    En esta entidad, son más las carpetas de investigación que se abren en la Fiscalía de Sinaloa comparado con los homicidios dolosos. Tendencia que comenzó a registrarse a partir de 2020. Y lo que ha estado ocurriendo en este 2024 debe preocupar aún más.

    Según la información de la Fiscalía, en lo que va de este año, el promedio diario de homicidios se ubica en 1.43 casos, un poco menor a los 1.69 de todo 2023.

    Pero donde llama la atención y donde urge que las autoridades actúen es en el tema de las desapariciones. En todo 2023, el promedio diario de investigaciones iniciadas fue de 2.04 casos, pero para este 2024, el indicador se ha elevado a 3.18 casos.

    Lo malo, como ocurre en muchos de los delitos que se denuncian y sobre los que se inicia alguna investigación, es que los procesos no avanzan y quedan solo en parte de las estadísticas sobre los hechos que no han podido resolverse.

    Y la situación se agrava más en el ánimo colectivo como el que se tiene hoy en Sinaloa, donde en medio de la ola de violencia que inició el 9 de septiembre, las denuncias por desapariciones se han incrementado.

    Algunos de los casos llegan a reflejarse en las fichas de búsqueda que las autoridades emiten para su localización, al igual que los colectivos que buscan a desaparecidos. Y otros, se quedan con el movimiento en las redes sociales.

    Sus deudos reclaman a las autoridades respuesta para que sean localizados y en muchos casos, se quedan a la espera de que sean atendidos.

    Las crisis de seguridad, todas, son dramáticas, como ha quedado expuesto con el ritmo de vida impuesto en Culiacán tras los ataques armados, en las escuelas que siguen con pocos alumnos o con las familias que esperan a sus desaparecidos.

    Estas crisis necesitan respuestas y las autoridades deben dejar de lado la inmovilidad para buscar ofrecer la atención que la sociedad demanda.