¿Autogobierno en los penales?

14/02/2022 04:00

    Después de incursionar al interior del Penal de Culiacán, las autoridades se dieron cuenta y aceptaron públicamente que los penales de Sinaloa y de México son controlados por “autogobiernos” y no por los guardias a cargo de los recintos penitenciarios.

    Armas largas de alto calibre, cantidades millonarias de dinero y una gran cantidad de drogas fueron suficientes para que nuestras autoridades estatales terminaran aceptando lo que todo mundo sabe desde hace décadas, los penales en México están en manos de la delincuencia organizada.

    Esto no es nada nuevo, los penales, casi de manera natural, fueron algunos de los primeros espacios que reclamó el crimen para sí, pagando su parte a las autoridades de los penales o amenazándolos para que permitan al crimen operar dentro de los cárceles.

    Las razones de que hayan terminado las prisiones en manos de los internos son muchas y son complejas, pero uno de las fundamentales es la quiebra técnica que hay prácticamente en todos los penales de los estados, donde hace mucho se dejó de invertir en la infraestructura, y sobre todo en la calidad y cantidad del personal.

    La paradoja de los penales comienza con saber que cada penal se encuentra rebasado en la cantidad de internos que recibe, provocando que las condiciones de hacinamiento sean extremas.

    Y si tienes cada vez más internos, la fórmula internacional te exige tener cada vez más guardias, pero aquí en Sinaloa todo trabaja al revés, entre más internos llegan a los penales, menos guardias hay, debido al escaso presupuesto.

    Si a esto le sumamos el crecimiento desmedido de detenidos con relación con los cárteles de la droga, entonces tenemos una “tormenta perfecta” en los penales: poder, dinero y drogas, una combinación mortal para la tranquilidad en los penales.

    Esto no es nada nuevo, los penales, casi de manera natural, fueron algunos de los primeros espacios que reclamó el crimen para sí, pagando su parte a las autoridades de los penales o amenazándolos para que permitan al crimen operar dentro de los cárceles