Apostar

13/05/2022 04:00
    La gente de Sinaloa y de sus municipios sabe y demuestra la riqueza natural que se tiene en Sinaloa. Ahora falta que el Estado se dé cuenta de ello y actúe, protegiéndola, como una apuesta hacia el futuro.

    Si de algo pueden presumir las autoridades, aparte de las obras que hacen con los impuestos que pagan todos los contribuyentes, es de las inversiones que hacen otros en Sinaloa o en sus municipios.

    Y qué bueno. Porque las inversiones permiten que haya una mayor recaudación, en el caso de los gobiernos, y permite el acceso a nuevas fuentes de trabajo, en el caso de la población.

    Por eso es importante que las autoridades se aboquen a vender el Estado y sus municipios a los inversionistas, para que sus nuevos proyectos se decanten por Sinaloa.

    Pero si de proyectos se trata, algo a lo que hasta ahora no han querido entrar las autoridades ha sido en la conservación del medio ambiente.

    Y urge. Porque ahí están los ríos, que al primer descuido, ya están recibiendo descargas residuales. Ahí están, en las ciudades, los arroyos convertidos en depósitos de desechos. Ahí están los esteros, que se achican con todo y su biodiversidad. Por ahí, sus manglares, que poco a poco se han reducido, aún con la promesa y la política de planes de compensación.

    Y no lo han querido ver. Porque no hay, hasta ahora, una definición clara, ni en el Gobierno estatal ni el municipal, de qué se quiere hacer con esos espacios verdes, hacia dónde se quiere llevar, y qué tanto se quiere cuidar, si es que esa intención existe.

    Y si la autoridad no lo quiere ver, ahí está su gente, que disfruta y presume de sus espacios naturales y de su riqueza en biodiversidad.

    No en balde, en el Reto Naturalista 2022, cuatro sitios de Sinaloa: Mazatlán, Culiacán, Elota y Cosalá, estuvieron entre los 10 primeros lugares en observaciones de la diversidad de flora y fauna de la región.

    La gente de Sinaloa y de sus municipios sabe y demuestra la riqueza natural que se tiene en Sinaloa. Ahora falta que el Estado se dé cuenta de ello y actúe, protegiéndola, como una apuesta hacia el futuro.