En el marco del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora el 14 de noviembre, vale detenernos a la reflexión de este que es un problema mundial de salud, pero que en especial en México somos altamente sensibles a dicha enfermedad.
Casi en cada familia hay al menos un diabético, podría decirse, y aunque es una enfermedad en la que influye la genética, la realidad es que es la alimentación el principal problema.
La preocupación de todos por este mal no es para menos. Según datos del Inegi, los casos de diabetes en México han crecido en un 223 por ciento.
Es decir, si en 1991 había 168 mil 655 casos registrados, en 2023 esa cifra subió a 545 mil 260.
En los últimos años del Siglo 20, la diabetes era la novena causa de muerte en el País, mientras que ahora es la segunda.
Según las cifras oficiales, 13 por ciento de las muertes mexicanas en 2023 fueron por diabetes.
La Organización Panamericana de la Salud alerta que en el Continente Americano, 112 millones de personas de 18 años o más viven con diabetes y la cifra se ha triplicado en la región desde 1990.
Es una de las principales causas de ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y amputación de miembros inferiores, además que las personas con diabetes tienen mayor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y otras por un mal control de la glucemia.
En sí, alertan, una diabetes mal controlada aumenta las probabilidades de estas complicaciones y de mortalidad prematura.
¿Qué estamos haciendo como sociedad en prevención?
Alimentación sana, actividad física, pruebas de detección temprana y medicación adecuada a tiempo no son, por desgracia, accesibles para todos en una sociedad tan dispar como la nuestra.
Urge que reflexionemos y apliquemos en nuestra vida diaria medidas saludables, pero también es crucial políticas de salud efectivas por parte de nuestras autoridades.