A la espera

19/12/2024 04:00
    Ojalá que para este periodo vacacional de Navidad y Fin de Años las autoridades pudieran garantizar que la población de bien podrá estar en condiciones de tranquilidad en la convivencia con los suyos y no con el temor de que una ola de inseguridad y violencia se acercará.

    Inician las vacaciones de fin de año y con ellas, en una temporada normal, significaría un incremento en las fiestas y el aumento de la movilidad en las ciudades. Sin embargo, para este cierre de año, aún pesa la incertidumbre de qué ocurrirá en Sinaloa.

    Lo más seguro es que sí haya celebraciones en los lugares donde la gente se siente más segura, pero no en los sitios donde los hechos de violencia se han focalizado.

    Y lo ideal es que las autoridades hayan sido capaces de resolver una crisis de inseguridad que ya ha superado los tres meses y todavía no se encuentra una salida.

    Porque aunque por momentos se quiere creer que las cosas empiezan a calmarse, cuando los delincuentes vuelven a las confrontaciones, los enfrentamientos y los ataques que vuelven a trastocar la tranquilidad de todos.

    Y antes esas condiciones, para la sociedad lo más importante es apostar por la prevención y no exponerse a condiciones en las que puedan resultar agredidas.

    Los comercios y negocios de las comunidades afectadas deberán diseñar una estrategia que permita mantener a sus clientes en una época importante de consumo como lo es la de diciembre, sobre todo, si no hay cambios en el nivel de alerta que actualmente se tiene.

    Y la precaución deberá extenderse hacia otros sitios, donde también ha prevalecido un riesgo de violencia y la atención ha sido menor.

    Y eso no significa que todo mundo tenga que encerrarse a piedra y lodo, sino que saber decidir que las celebraciones que lleven a cabo sean un lugar seguro para todos y no uno de exposición a riesgos.

    Ojalá que las autoridades pudieran garantizar que la población de bien podrá estar en condiciones de tranquilidad en la convivencia con los suyos y no con el temor de que una ola de inseguridad y violencia se acercará.

    La población quiere creer que la normalidad en Sinaloa habrá de volver, pero también está consciente de que no ocurrirá, al menos en el corto plazo. Y en eso, alguien tiene que dar respuestas. Porque la espera de que la seguridad pública se restablezca se ha extendido más de lo normal.