Una anécdota más de nosotros, las fuentes y nuestra política de regalos
Desde que iniciamos este espacio para tener un canal directo con nuestros lectores sobre nuestro periodismo, nuestras decisiones, nuestra operación y todo lo relacionado con ello, ya este sería el cuarto año en que nos toca escribir para esta época previa a la Navidad.
El primer año el tema a tratar en estos días salió de manera natural, el segundo año sirvió para reiterar, el tercer año la situación obligaba, y ahora, el cuarto año ya, pensábamos que no habría necesidad de abordarlo. Pero henos aquí, una vez más, con la obligación de abordar, aclarar y reiterar nuestra política, nuestra postura y nuestro actuar.
Nos referimos al tema de los regalos, un asunto delicado para nosotros, como medio institucional, serio y profesional con una ética clara, recta y definida, pero que a veces pensamos que para efectos hacia afuera se pudiera ver de otra manera, no comprenderse en su totalidad o hasta no aceptarlo y tratar de invalidarlo.
En sí, para no hacerlo tan complicado, y dado que es la época en que algunas fuentes tienen aún la ocurrencia de intentar dar obsequios navideños a nuestros periodistas, o invitarlos a posadas y fiestas, primero que nada volvemos a precisar aquí lo que nos marca nuestro Código de Ética al respecto:
Capítulo 3. Responsabilidad del reportero
3.2 Responsabilidad profesional
Rechazar rotundamente regalos y/o beneficios de cualquier tipo que podrían comprometer su integridad profesional y la del periódico.
3.3 Relación con las fuentes
No debe buscar privilegios ni aceptar regalos de sus fuentes para no poner en entredicho la independencia, integridad, credibilidad y profesionalismo de la empresa o del reportero.
Dichas reglas son conocidas y practicadas por todos nuestros periodistas sin excepción, y la sanción que pudiera llegar a haber en caso de no respetarla puede llegar incluso al despido. Así de importantes son los lineamientos. Con esta seriedad lo tomamos. Para nosotros es un asunto de ética y de confianza.
Y no somos los únicos, son muchos los medios en el mundo que tienen esta política. De hecho, de las bases éticas que sostienen esta política nuestra nos gusta mucho la del maestro Javier Darío Restrepo, una autoridad en ética periodística, quien precisa: “las normas contenidas en los códigos, que prohíben al periodista recibir regalos, favores o ventajas de sus fuentes, se fundan en el valor de la independencia que, a su vez, permite mantener la lealtad del periodista para con sus lectores antes que con las fuentes”.
Y reitera: “los manuales de estilo y los códigos demuestran con claridad que es una condición necesaria para el periodista no sólo ser sino parecer independiente respecto de las fuentes, sobre todo cuando son fuentes de Gobierno”.
Precisamente respecto a esta última, que es una de las fuentes más importantes en todos los medios de comunicación, cada año se organizan posadas y fiestas para los periodistas.
Nuestra decisión y preferencia siempre es no ir, no acudir, no presentarnos. Sin embargo, nuestros reporteros y fotógrafos siempre son invitados.
Algunos voceros o personal de comunicación de los gobiernos, respetuosamente, nos piden ocasionalmente que si podemos permitir la presencia de alguno de nuestros periodistas. Y en ocasiones, desde la Dirección Editorial damos la autorización a uno o dos de nuestros periodistas para que hagan acto de presencia.
A veces incluso les recomendamos no comer en el evento, pero en ocasiones, para no vernos tan “extremos” o tan “sangrones”, llegamos a autorizarles que lo pueden hacer más que nada en aras de la convivencia y como una especie de “concesión” a la fuente. Sin embargo, en lo que sí somos terminantes es que no acepten ningún obsequio ni participen en ninguna rifa, las cuales suelen acostumbrarse en esos eventos.
Pues este año precisamente hace unos días tuvimos una situación de este tipo. Previa autorización, permitimos que una reportera y un fotógrafo asistieran a la posada organizada por el Gobierno del Estado para los reporteros de los diferentes medios.
Y pues cuál fue nuestra sorpresa cuando ya estando ahí se informa que el método de la “rifa” sería que en algunas sillas estaba oculto un número premiado, y para nuestra “suerte”, el asiento de nuestra reportera tenía “premio”, ¡y era un iPhone!
Por supuesto que nuestra periodista devolvió el aparato ahí mismo al personal de comunicación anfitrión, que era en este caso del Gobierno estatal.
En cuanto pudo, la reportera lo informó a su editor y a la Dirección Editorial. Aunque le quedó el resquemor de que muchos periodistas de otros medios vieron que había “obtenido premio”, pero fueron pocos los que atestiguaron que lo regresó.
Sin embargo, el actuar de nuestra periodista cumplió a cabalidad lo señalado en nuestros lineamientos éticos.
Como bien lo señala el libro Ética y Medios de Comunicación, del autor español Niceto Blazquez: “en el diario El País, de España, como norma general y por principio ético, ningún periodista debiera aceptar regalo alguno de las empresas o personas relacionadas o que pudieran estar relacionadas con su trabajo. Sería aconsejable, además, que el periodista comunicara a la dirección del periódico los casos en que reciba regalos que por su valor o significado pudieran estar encaminados a influir al profesional de los medios de comunicación. En este periódico, como en tantos otros medios de comunicación varios periodistas han devuelto regalos que recibieron”.
Así que por eso quisimos contarle una “anécdota” más de nosotros, las fuentes y los regalos o premios en esta época de Navidad. Porque nos debemos a usted, lector, y lo consideramos nuestro real testigo de calidad.
Felices fiestas.
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Desde que iniciamos este espacio para tener un canal directo con nuestros lectores sobre nuestro periodismo, nuestras decisiones, nuestra operación y todo lo relacionado con ello, ya este sería el cuarto año en que nos toca escribir para esta época previa a la Navidad.
El primer año el tema a tratar en estos días salió de manera natural, el segundo año sirvió para reiterar, el tercer año la situación obligaba, y ahora, el cuarto año ya, pensábamos que no habría necesidad de abordarlo. Pero henos aquí, una vez más, con la obligación de abordar, aclarar y reiterar nuestra política, nuestra postura y nuestro actuar.
Nos referimos al tema de los regalos, un asunto delicado para nosotros, como medio institucional, serio y profesional con una ética clara, recta y definida, pero que a veces pensamos que para efectos hacia afuera se pudiera ver de otra manera, no comprenderse en su totalidad o hasta no aceptarlo y tratar de invalidarlo.
En sí, para no hacerlo tan complicado, y dado que es la época en que algunas fuentes tienen aún la ocurrencia de intentar dar obsequios navideños a nuestros periodistas, o invitarlos a posadas y fiestas, primero que nada volvemos a precisar aquí lo que nos marca nuestro Código de Ética al respecto:
Capítulo 3. Responsabilidad del reportero
3.2 Responsabilidad profesional
Rechazar rotundamente regalos y/o beneficios de cualquier tipo que podrían comprometer su integridad profesional y la del periódico.
3.3 Relación con las fuentes
No debe buscar privilegios ni aceptar regalos de sus fuentes para no poner en entredicho la independencia, integridad, credibilidad y profesionalismo de la empresa o del reportero.
Dichas reglas son conocidas y practicadas por todos nuestros periodistas sin excepción, y la sanción que pudiera llegar a haber en caso de no respetarla puede llegar incluso al despido. Así de importantes son los lineamientos. Con esta seriedad lo tomamos. Para nosotros es un asunto de ética y de confianza.
Y no somos los únicos, son muchos los medios en el mundo que tienen esta política. De hecho, de las bases éticas que sostienen esta política nuestra nos gusta mucho la del maestro Javier Darío Restrepo, una autoridad en ética periodística, quien precisa: “las normas contenidas en los códigos, que prohíben al periodista recibir regalos, favores o ventajas de sus fuentes, se fundan en el valor de la independencia que, a su vez, permite mantener la lealtad del periodista para con sus lectores antes que con las fuentes”.
Y reitera: “los manuales de estilo y los códigos demuestran con claridad que es una condición necesaria para el periodista no sólo ser sino parecer independiente respecto de las fuentes, sobre todo cuando son fuentes de Gobierno”.
Precisamente respecto a esta última, que es una de las fuentes más importantes en todos los medios de comunicación, cada año se organizan posadas y fiestas para los periodistas.
Nuestra decisión y preferencia siempre es no ir, no acudir, no presentarnos. Sin embargo, nuestros reporteros y fotógrafos siempre son invitados.
Algunos voceros o personal de comunicación de los gobiernos, respetuosamente, nos piden ocasionalmente que si podemos permitir la presencia de alguno de nuestros periodistas. Y en ocasiones, desde la Dirección Editorial damos la autorización a uno o dos de nuestros periodistas para que hagan acto de presencia.
A veces incluso les recomendamos no comer en el evento, pero en ocasiones, para no vernos tan “extremos” o tan “sangrones”, llegamos a autorizarles que lo pueden hacer más que nada en aras de la convivencia y como una especie de “concesión” a la fuente. Sin embargo, en lo que sí somos terminantes es que no acepten ningún obsequio ni participen en ninguna rifa, las cuales suelen acostumbrarse en esos eventos.
Pues este año precisamente hace unos días tuvimos una situación de este tipo. Previa autorización, permitimos que una reportera y un fotógrafo asistieran a la posada organizada por el Gobierno del Estado para los reporteros de los diferentes medios.
Y pues cuál fue nuestra sorpresa cuando ya estando ahí se informa que el método de la “rifa” sería que en algunas sillas estaba oculto un número premiado, y para nuestra “suerte”, el asiento de nuestra reportera tenía “premio”, ¡y era un iPhone!
Por supuesto que nuestra periodista devolvió el aparato ahí mismo al personal de comunicación anfitrión, que era en este caso del Gobierno estatal.
En cuanto pudo, la reportera lo informó a su editor y a la Dirección Editorial. Aunque le quedó el resquemor de que muchos periodistas de otros medios vieron que había “obtenido premio”, pero fueron pocos los que atestiguaron que lo regresó.
Sin embargo, el actuar de nuestra periodista cumplió a cabalidad lo señalado en nuestros lineamientos éticos.
Como bien lo señala el libro Ética y Medios de Comunicación, del autor español Niceto Blazquez: “en el diario El País, de España, como norma general y por principio ético, ningún periodista debiera aceptar regalo alguno de las empresas o personas relacionadas o que pudieran estar relacionadas con su trabajo. Sería aconsejable, además, que el periodista comunicara a la dirección del periódico los casos en que reciba regalos que por su valor o significado pudieran estar encaminados a influir al profesional de los medios de comunicación. En este periódico, como en tantos otros medios de comunicación varios periodistas han devuelto regalos que recibieron”.
Así que por eso quisimos contarle una “anécdota” más de nosotros, las fuentes y los regalos o premios en esta época de Navidad. Porque nos debemos a usted, lector, y lo consideramos nuestro real testigo de calidad.
Felices fiestas.