Cuando llega diciembre, como para la mayoría de la gente, las dinámicas normales se alteran, y así ocurre con nuestras dinámicas de cobertura... y esta, que es digamos la primera tras la pandemia, no es la excepción.
Lo más destacado, o una de las coberturas que más nos absorbe en estos días, es la de nuestra campaña institucional Sé un Rey Mago.
Ya el año pasado, en este espacio, le contamos de qué se trata y por qué lo hacemos, pero hoy se lo queremos reiterar, sobre todo porque necesitamos de su ayuda y apoyo.
Para nosotros, esta campaña es de las más queridas, le tenemos un cariño muy especial, pero la verdad es que año con año nos cuesta tal vez más trabajo, resulta un tanto agotadora, y sobre todo porque en los últimos años incluso vemos que ha bajado un poco la llegada de juguetes. Sí, los donativos han ido disminuyendo.
No es que la gente no dé, sino que actualmente hay tantas campañas de acopio de juguetes y regalos, que competimos con muchas más campañas que antes, además de que se conjunta con la delicada situación económica que atraviesan muchos de nuestros donantes.
Pero este año parece que augura bien, pues en cuanto lanzamos la semana pasada las primeras historias, empezaron a llegar los primeros juguetes, tanto en Culiacán como en Mazatlán, y eso nos alegra mucho y nos alienta a seguir adelante.
Iniciada en 1990, la campaña Sé un Rey Mago inició en Culiacán como Se busca un Santa Clos, y en Mazatlán como Se busca un Rey Mago. Así que en Culiacán repartíamos los regalos recolectados en los días de Navidad, y en Mazatlán lo hacíamos en enero.
Años después, y dada la sinergia de nuestras plazas, decidimos alinear las campañas para enero y nos quedamos con la del Rey Mago. Y ahora la llamamos Sé un Rey Mago.
Decidimos dejarla para enero sobre todo porque nos permite desahogar las historias todo diciembre, y muchas veces es pasando Navidad cuando nos llegan más donativos. Así que aprovechamos ambas cosas.
Como seguramente ya sabe, lo que hacemos es que nuestros reporteros se lanzan a las zonas más vulnerables de nuestras ciudades y buscan historias de pequeños que nos narran sus sueños y sus deseos para esta época navideña. Todos los días publicamos la historia respectiva en la portada de nuestras secciones locales. Y estos niños son a los que les llevamos regalos primero que nada el día 6 de enero. Pero por supuesto que los donativos alcanzan para darles a más niños de esos sectores de gran necesidad económica.
Como ya es conocido, y nos es reconocido, todo lo que llega aquí a Noroeste es bien canalizado, tenemos la fortuna de que nuestros lectores, y donadores, confían en nosotros y cuentan con que entregaremos bien todo lo donado. Y así lo hacemos.
Para el Día de Reyes, alistamos nuestras caravanas, nuestros reporteros y editores se visten de Reyes Magos, y, con apoyo de nuestra área de Relaciones Públicas, se dirigen a las colonias seleccionadas a llevar los regalos.
Nos gusta mucho esta conexión con la comunidad, ese unir el deseo de un niño para esta época, con el deseo de nuestros lectores de apoyar y regalar, dar esa alegría a ambos, a los pequeños y a los donadores, es para nosotros muy satisfactorio.
Agradecemos enormemente el apoyo que este año puedan darnos para cumplir con la campaña. Lo invitamos a ser un Rey Mago junto con nosotros.
Precisamente relacionado con los apoyos que logramos conectar entre nuestros lectores y la gente que lo necesita, en estos días destacó el caso de varias familias que perdieron todo al incendiarse sus viviendas en Mazatlán.
Habitantes de lo que se conoce como una invasión, estas personas ya de por sí en una situación altamente vulnerable se quedaron sin nada.
En Noroeste narramos el suceso cuando ocurrió, el día jueves 8 de diciembre, y el viernes contamos la historia y lanzamos la solicitud de apoyo para las familias afectadas.
Por fortuna, tuvimos la respuesta de algunos de nuestros lectores de inmediato.
Uno de ellos donó, de manera anónima, unos colchones para las familias, y ayer sábado concretamos la logística de que nuestros periodistas, con una de las unidades de distribución del periódico, recogieran los colchones en el domicilio del donador y los llevaran al lugar del incendio, donde aún está una de las familias damnificadas.
Así que una vez más pudimos concretar una necesidad de apoyo con un deseo de ayudar.
Aunque no es estrictamente periodístico, es parte de la labor que realizamos con gusto y agradecemos infinitamente a nuestros lectores que nos permiten lograrlo.