El tiempo, el gran aliado-enemigo en el periodismo

    Efectivamente, la inmediatez nos puede hacer trastabillar, porque el tiempo es prioridad, por eso hemos aprendido a equilibrar el trabajar bien y rápido, pero rápido sin sacrificar calidad ni rigor periodístico.

    Si hay algo que nos juega a favor o en contra a los periodistas es el tiempo. A veces ya ni siquiera lo pensamos, pero es en realidad el gran factor en todo lo que tiene que ver con nuestra labor.

    Desde la planeación y ejecución de las coberturas hasta el cierre de edición del ejemplar impreso, todas nuestras jornadas están marcadas siempre con la presión del tiempo. No se diga las labores de escribir, editar, tomar decisiones... todo tiene siempre el sentido de urgencia que no podemos ni debemos dejar de considerar.

    Cuánto le asignamos a cada cobertura para que la distribución de la agenda del reportero o el fotógrafo esté equilibrada y posible de cumplir, cómo maniobramos cuando un evento se atrasa o dura más de lo programado, o, cuando no está previsto el tiempo de duración, son consideraciones a tomar en cuenta al momento de armar la agenda diaria, por ejemplo.

    Y es que a la hora de reportear tenemos que llegar a tiempo y hasta salirnos a tiempo, o definir un lapso de cobertura, porque enseguida debemos tomar la decisión de cómo u qué escribir para enviar en tiempo récord a que se edite y se suba al sitio.

    Y ese tiempo récord en que debemos captar información del momento y procesarla para subirla al sitio y las redes sociales es la gran espada de Damocles pendiendo de nuestras cabezas todo el día y la noche, en el bien denominado “tiempo real”.

    Por supuesto tomamos decisiones editoriales ágiles pero no a la ligera, y ahí es donde está la clave.

    Como señala Álvaro Pérez, decano de la Facultad de Comunicación de Montevideo, en un artículo titulado “La necesidad del buen periodismo”, en la Nueva Revista, publicación de la Universidad Internacional de La Rioja, España: “Uno de los enemigos tradicionales del periodismo es la prisa. La rapidez es un elemento innegociable a la hora de trabajar en una redacción: el buen periodista debe ser rápido. Las redes sociales han multiplicado este efecto, por eso conviene distinguir entre rapidez, una característica necesaria, y premura, un factor que puede llevar a la irresponsabilidad. Vale la pena tomarse unos minutos para con rapidez, pero sin premura, comprobar la información”.

    Efectivamente, la inmediatez nos puede hacer trastabillar, porque el tiempo es prioridad, por eso hemos aprendido a equilibrar el trabajar bien y rápido, pero rápido sin sacrificar calidad ni rigor periodístico.

    Sencillo no es, por supuesto, pues incluso dentro del periodismo el concepto tiempo cambia, pues nuestras jornadas son abiertas en horarios, andamos a deshoras, sabemos a qué hora entremos según nuestra agenda pero no a qué hora salimos, debido a los imprevistos, pero al mismo tiempo estamos siempre sometidos a un estricto control de tiempo para cumplir los procesos de trabajo y el flujo de la información.

    Ni se diga cuando entramos al terreno del ejemplar impreso, donde el rigor de la hora de cierre de edición es un factor constante e implacable imposible de obviar.

    Nuestra relación desde la Redacción con el área de Producción es siempre de amor-odio, pues nos necesitamos, estamos ligados y en conexión, pero con el constante estira y afloja del cumplimiento de los horarios de cierre que a veces se convierte en casi una proeza cumplirlos.

    Sin embargo, todos nuestros procesos están encaminados a ello, a la hora de cierre de edición, y en la actualidad nuestra hora de cierre es constante, es de todo el día por el “tiempo real” del sitio y las redes: Siempre estamos en una carrera contra el tiempo.

    El lector nos castiga si llegamos tarde con la información en nuestro sitio web o en redes sociales y se va a leer a otro lado, no con nosotros, la noticia del momento. La fuente puede llegar a molestarse si llegamos tarde a su evento o si estamos demasiado poco tiempo en una cobertura suya, pero también si presionamos para demandar información antes de tiempo o querer adelantar tiempos en un evento. Al reportero hay que responderle rápido en sus ajustes de agenda; la logística del fotógrafo se trastoca si el editor se tarda en resolver a qué le debe dar prioridad en una adaptación de una cobertura. El área de Preprensa y Prensa reclama si no se cumplen los horarios de cierre; el suscriptor resiente si su ejemplar no le llega a tiempo...

    Horarios, tiempos, optimizar, adelantar, adaptar, cumplir... son conceptos siempre presentes en nuestros procesos. Son parte inherente a nuestra labor.

    Con rapidez pero sin premura, tomar decisiones rápidas pero no a la ligera, priorizar la inmediatez sin perder el rigor, y nunca perder de vista los horarios de cierre de edición del impreso son nuestros puntos cardinales en el día a día. Hacemos malabares a veces pero siempre con el objetivo de cumplirlos.