Entre las múltiples tareas que realizamos desde la Redacción, en la fase final del día surge una que se va configurando a lo largo de la jornada tanto en la mente del editor como en la sensibilidad del reportero y del fotógrafo, así como del diseñador: la 1A.
Legendaria, tradicional, casi antigua y tal vez convencional, la elaboración de la portada del ejemplar del periódico impreso continúa siendo preponderante en nuestra labor diaria.
Apasionante y complicada, retadora y pesada, no solo es nuestra cara en el impreso, sino que es la condensación de lo más fuerte de nuestra jornada. Su función es resumir de manera atractiva, interesante y noticiosa lo más trascendental que ocurrió en el mundo y en el País, pero sobre todo en la localidad.
Ya hemos hablado de esa parte de nuestra función y la hemos tocado en varias ocasiones de manera tangencial en varios artículos, pero en un contexto donde lo digital se impone, el tiempo real obliga, y las redes sociales y el sitio nos absorben, a los periodistas de cepa nos sigue hechizando la elaboración de la primera página del periódico.
Al reportero y al fotógrafo les gusta su firma en ella, buscan durante su cobertura los contenidos que puedan colarse a ese aún privilegiado espacio, mientras que los editores y diseñadores la aguardan durante la tarde para irla conformando, decidiendo, empaquetando, creando.
Hay días que sale naturalita, se pinta sola, se va perfilando desde la calle, desde la acción del día a día en la ciudad, o desde la planeación previa de algún reportaje. Pero hay otros que se dificulta, se niega a nacer, hay pocos contenidos o poco interesantes, y nos requiere más trabajo aún, más esfuerzo... pero siempre surge, esa es su característica: su rigor. Debe salir. Sí o sí.
En su creación influimos todos en la Redacción, desde los generadores de contenidos, que son el reportero con sus textos y el fotógrafo con sus imágenes, así como el diseñador con su ejecución gráfica.
Pero los editores somos los que más nos compenetramos con su elaboración. Nos requiere revisión exhaustiva de todo lo generado en el día, y toda nuestra experiencia para tomar las decisiones correctas de manera rápida sobre qué debe incluirse en ella. Luego viene la conformación de los textos finales, que a veces son conjunción de varios, resumen de muchos, edición de diversos... y el cabeceo: poner los títulos más precisos y noticiosos en un espacio determinado con una medida de caracteres establecida.
Y ni qué decir de la selección de fotografías, del foco gráfico, o la supervisión del esquema o layout con el diseñador. La posición de cada nota importa, ¿debe ir abajo o arriba?, ¿de principal o de secundaria?, ¿cuál debe verse más destacada?, ¿cuál debe ir mejor vestida aún cuando no sea la nota principal?, ¿cuáles elementos adicionales se deben colocar para enriquecer cada espacio?, ¿qué contenidos de las secciones interiores deben ir promocionados?
Los retos que presenta la portada del periódico son varios y permanentes:
- La selección precisa de los temas más importante del día de acuerdo con los cánones periodísticos establecidos, con la agenda nuestra y con el contexto actual.
- Los cambios y ajustes de última hora. Cuando sucede algo fuerte ya tarde, cuando llega una mejor nota para incluir o cuando se “cae” una ya contemplada.
- La combinación de temas sin vernos insensibles. Por ejemplo, el jueves de esta semana que pasó llevamos en la 1A una nota festiva de la presentación del tema y candidatos del Carnaval de Mazatlán y la tragedia en Los Mochis del asesinato de dos menores por parte del padre.
- La creación de titulares atractivos, noticiosos, que inviten a la lectura, pero al mismo tiempo sean éticos, profesionales, correctos en lenguaje y en hechos.
- La selección del foco gráfico o foto principal y su posición.
- El espacio: acomodar todos los elementos para que quepan los necesarios sin verse recortados o incompletos.
- Y el tiempo. Oh, sí, el rigor del cierre, los horarios que hay que cumplir, elaborar la página en tiempo récord y con calidad.
Por eso es difícil y apasionante, retadora y complicada, pero imprescindible y necesaria: es, a final de cuentas, la mano y mente del editor puestas a disposición de los lectores luego de un entrincado, largo y agotador proceso diario.
Aprovéchela y disfrútela cada día, es la selección del editor para usted, para que esté informado y alerta, para serle útil y que le aporte.