No es cosa menor, vaya la expresión, ver que personas de tan temprana edad estén metidas en estos mundos tan turbios. No es que si son mayores ya deje de ser malo, pero agravia aún más saber que los sinaloenses recurren a actividades criminales como escaparate. El Centinela
OBSERVATORIO Ostok y Bioparc: hijo de tigre, pintito El raro zoológico nómada de Zazueta Alejandro Sicairos
OBSERVATORIO Desde Mazatlán para Sinaloa, señal de fe Hotel Hard Rock le apuesta a la confianza Alejandro Sicairos