"Exigen activistas que el expediente sobre la 'verdad histórica' de Ayotzinapa se haga público"
MÉXICO (Sinembargo.MX)._ Los peritajes que sustentan la "verdad histórica" de Jesús Murillo Karam, ex titular de la Procuraduría General de la República, en torno al caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, deben ser públicos para el análisis de la comunidad científica, demandó Santiago Aguirre Espinosa, subdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
Esos peritajes forman parte de la averiguación previa sobre los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero, entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, a los que sólo tienen acceso la coadyuvancia y los abogados de los padres de los estudiantes.
Sin embargo, aunque los familiares deben tener acceso a esos estudios científicos, hasta el momento el Gobierno federal incumplió con entregárselos.
"La opinión pública al día de hoy, no ha tenido acceso a los peritajes científicos que respaldan la versión de lo que la PGR presentó como 'verdad histórica', pese a que se trata de un caso donde las respuestas de la ciencia son esenciales. Ya que lo propio de los dictámenes forenses es justamente que se discutan en el foro, sean objeto de crítica, discusión y debate", dijo el subdirector de la organización que es coadyuvante en la investigación.
Aguirre Espinosa explicó que los dictámenes nadie los conoce, ni siquiera los padres de los normalistas y sus abogados.
"No se ha garantizado el acceso a la sociedad a ellos. Es un caso donde la prueba científica es determinante y tendría que ser del escrutinio de la comunidad científica. Desde la coadyuvancia no se pueden hacer públicos, porque se ha incumplido el compromiso de entregarles a los familiares de los normalistas copias íntegras de todo lo actuado en la averiguación previa", dijo.
El activista recordó que uno de los compromisos que el Presidente Enrique Peña Nieto firmó con los padres de los jóvenes desaparecidos durante la reunión que sostuvieron en octubre de 2014 fue darles total acceso al expediente.
"Pero fue un compromiso incumplido, lo que es un claro indicador de cómo los compromisos suscritos con Peña Nieto frente a las familias de los desaparecidos, se fueron incumpliendo", precisó.
Sin esos peritajes, en México investigadores realizaron esfuerzos por responder si la versión de la PGR era viable o no.
Los restos inciertos
De acuerdo con la PGR, el único resto que se reconoció fue un pequeño hueso y un molar encontrado en el Río San Juan que supuestamente pertenece a Alexander Mora Venancio, de 21 años, el cual salió de una de las ocho bolsas negras donde los presuntos asesinos de los normalistas depositaron los restos calcinados y triturados de los jóvenes, después de cremarlos con leña y llantas en el basurero de Cocula.
El 11 de diciembre de 2014, un grupo de cinco científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que la hipótesis de la PGR es imposible científicamente, debido a que para realizar la cremación de 43 cadáveres se requiere de algo más que leña y llantas. Hacía falta, en definitiva, hornos crematorios.
"Es imposible que hayan sido quemados en el basurero de Cocula, y la autoridad está en un serio problema porque si no se quemaron en Cocula, ¿quién los quemó y en dónde se quemaron?", dijo Jorge Antonio Montemayor Aldrete, investigador titular del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De acuerdo con el estudio documental, realizado con base a la información que las autoridades revelaron, de acuerdo con las declaraciones de los tres testigos que participaron en el asesinato de los estudiantes y su posterior cremación, en fotografías publicadas en diversos medios y los testimonios de los padres de familia que acudieron al lugar y que aseguran que no había piedras quemadas o fracturadas en el basurero, esa versión es simplemente una "fantasía", aseguraron.
Para cremar 43 cuerpos se requieren 33 toneladas de troncos de árboles de cuatro pulgadas de diámetro y 995 llantas que contienen 2.5 toneladas de acero. De acuerdo con los científicos para que el acero se derrita y los cuerpos se reduzcan a cenizas se debe alcanzar entre mil 425 y mil 540 grados centígrados.