Un edificio se construye con cuatro pilares

    Paola Traverso
    La disciplina ayuda a mantener el rumbo cuando enfrentamos etapas de adversidad sin comprometer parámetros éticos, permite construir una empresa familiar sólida y perdurable

    Una empresa familiar depende mucho de la conciencia sobre el tiempo, su correr y su llegada inminente. Esta noción primordial permitirá que las bases sobre las cuales se construye la empresa sean sólidas y consecuentes. Recuerdo un cuento llamado “El consultor del tiempo”, de Frances Miralles, que relata la historia de Beatriz, una mujer que sentía que postergaba todo en su vida, por lo que había perdido la confianza en sí misma. El texto menciona, además, la anécdota de un hombre que deseaba realizar unos trámites que nunca lograba con éxito porque el funcionario encargado le respondía cada día “vuelva usted mañana”. La importancia del tiempo recae también en lo que hacemos con él y la visión que nos permita a futuro.

    Para los empresarios familiares es importante tener en cuenta lo anterior cuando se trata de establecer objetivos, de cimentar la fortaleza de su organización y de mantener la calidad de sus productos o servicios en mejora continua. Aunados a este principio temporal, existen algunos pilares esenciales sobre los que puede reposar la gran obra que es una empresa familiar que busca perdurar, crecer y dar continuidad a su labor a través de las generaciones.

    La base de la continuidad

    El primer andamio es la institucionalización, me refiero a la creación de estructuras y procesos que superen la idea individual de los miembros de la familia. Es decir, resulta indispensable la elaboración de políticas y procedimientos de gobierno corporativo, la definición de roles y la implementación de sistemas para tomar decisiones con transparencia. Al institucionalizar la empresa, se asegura su continuidad más allá del círculo exclusivamente familiar, además se promueve la profesionalización y la eficiencia operativa. Puntualizando de esta manera una forma efectiva de sucesión y reduciendo conflictos entre familiares y colaboradores.

    Un equilibrio delicado

    Uno de los desafíos más grandes es mantener el poder en manos de la familia, pero sin por ello comprometer el éxito y la sostenibilidad de la empresa, me refiero a un equilibrio entre la participación de los familiares y la incorporación de profesionalismo externo. Se debe fomentar un ambiente empresarial basado en el trabajo, el mérito, donde las capacidades sean el criterio para asignar puestos importantes. También es esencial que los familiares se comprometan seriamente, algunas veces esta importancia recae sobre un miembro de la familia que representa los intereses y conveniencias de la compañía, como una fuerza de gravedad, siendo este sujeto un eje integrador.

    Visión y adaptabilidad

    Como lo mencionaba al inicio, una empresa familiar exitosa se enfoca en el presente y mira el futuro con una visión clara. Establecer objetivos a largo plazo es importante para dirigir acciones futuras y tomar decisiones diarias. Así mismo es saludable ajustar estrategias según las circunstancias. Al definir metas y objetivos se considera el crecimiento, la rentabilidad, pero sobre todo el legado que se espera heredar, por lo que es crucial reflexionar sobre beneficios financieros, sociales, ambientales, gobernanza y el bienestar de los colaboradores.

    Disciplina: la clave

    La disciplina es el último pilar, muy importante pues sostiene a los demás aspectos de una empresa. Implica mantener enfocados los objetivos más allá de los problemas y complicaciones que puedan surgir. Requiere un compromiso, valores, principios y la toma de decisiones difíciles cuando sea necesario. La disciplina ayuda a mantener el rumbo cuando enfrentamos etapas de adversidad sin comprometer parámetros éticos, permite construir una empresa familiar sólida y perdurable.

    Al enfocarnos en estas bases, podemos erigir una empresa exitosa. La certeza de aplicar correctamente la noción del tiempo nos ayudará a no perder la confianza en el proyecto familiar, no es un “vuelva mañana” es un trabajo sostenido desde el principio y hacia el futuro. “La clave no está en gastar el tiempo, sino en invertirlo”. Stephen R. Covey.

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