"Reflexiones ejecutivas"
Óscar Fosados Arellano
La "cuesta de enero", que suele prolongarse tres meses más, si bien nos va, si no hasta mediados de año, la resintió el País entero, a pesar del inicio del nuevo Gobierno federal, con sus prácticas perfeccionistas y de querer actuar con transparencia y con estricto apego a las leyes en todo (como debe de ser siempre).
Es muy notorio cómo el Presidente de la República, raya en la exageración en todos sus discursos, acentuando las palabras con sumo cuidado y perfección, siempre precisando que lo que está diciendo es por el bien de todos, y que está haciendo las cosas con suma pulcritud y esmero.
Lo mismo sucede con la mayoría de los secretarios, todos se distinguen por su correcta manera de hablar y sus muy claras intensiones de hacer su chamba con perfección, como queriendo demostrar que ellos son los buenos, que sí saben trabajar y cómo se hacen las cosas de manera correcta y eficaz.
Después de siete meses del nuevo Gobierno, las cosas prácticamente siguen igual, en cuanto a la mala situación económica, inseguridad, y prácticas de corrupción; sin desacreditar que las cosas que estaban bien siguen también igual de bien que con la administración anterior, al menos no las han perjudicado.
Pero tampoco, como cada seis años, podemos estar exigiendo cambios y mejoras a un nuevo Presidente durante el primer semestre, o año de su Gobierno, porque en lo que se acomodan, planean y se organizan, se llevan un buen tiempo, dado el tamaño de lo que tienen que administrar, un País, que no es cosa menor.
Pero sí sería extraordinario que una nueva administración diera resultados notorios y favorables en los primeros meses, porque regularme es un excusa muy barata decir que no hay resultados porque apenas acaban de tomar las riendas, o que la administración pasada dejó un desorden.
En verdad deseo y espero que todo lo que están planeando en el nuevo Gobierno muy pronto dé resultados a favor de todos los mexicano.
La "cuesta de enero", es un desliz psicológico que alguien se inventó hace muchos años, y que se ha pegado como lapa en la débil mente de todos los que se dejan afectar por semejante creencia, haciéndola realidad año tras año, como un cruel efecto de la profecía autorrealizable o efecto Pigmaleón.
"Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A Pigmalión le gustó tanto su obra que se enamoró de ella y quiso que se convirtiera en un ser real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo. Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal".
Esto significa que cuando alguien pronostica un hecho, existen muchas probabilidades de que se cumpla, tanto en lo positivo como en lo negativo. A este fenómeno en psicología social se le llama: "realización automática de las predicciones"; también se le conoce como "El efecto Pigmalión, o la profecía que se cumple a sí misma".
Existen muchos estudios de pedagogos y psicólogos que confirman esto, entre ellos el de Rosenthal. Éste dio a los profesores de una escuela una relación de alumnos y les dijo que tenían una capacidad superior, sin embargo, todos habían sido elegidos al azar. Este grupo mostró un notorio avance intelectual que el resto. El profesorado esperaba mejores resultados y los tuvieron, con lo que la profecía estaba cumplida.
"El efecto Pigmalión" requiere de tres aspectos:
a) Creer firmemente en un hecho.
b) Tener la expectativa de que se va a cumplir
c) Acompañar con mensajes que animen su consecución.
Regularmente, este proceso se da de manera inconsciente o impulsiva, cuando lo que esperamos es algo imposible, como decir por ejemplo, "No me van a dar el puesto, porque siempre tengo mala suerte". Sólo lo decimos como consuelo inmediato y para justificar el hecho de que no nos los den.
Muy a menudo las cosas no se nos dan, porque los tres aspectos del "efecto Pigmaleón" los enfocamos rigorosa e inflexiblemente a cosas negativas. Si creo firmemente que no me darán el puesto, tengo la expectativa que no seré el elegido, y acompaño mi pensamiento con mensajes que animan el no ser el beneficiado con el puesto, estoy provocando la profecía autocumplida, sin duda alguna; porque el pensar negativamente nos orilla a cometer errores, e incluso lo proyectamos en el estado de ánimo, actitud poco favorable, y hasta en la mirada, lo que desfavorece en la toma de decisión del jefe en el momento de escoger al más apto para ocupar el puesto.
Ciertamente, todos queremos tener una mejor situación económica en lo personal, familiar, y empresarial, y como País; pero, como finalmente terminamos por no creer que las cosas mejorarán, el efecto Pigmalión se autocumple, y entonces las cosas en realidad no mejoran. Todo esto aunado a que en suma no estamos preparados, estudiados, profesionalizados, ni eficazmente capacitados, para provocar mejoras que, aun sin el efecto Pigmalión, se darían, tan sólo porque estamos haciendo las cosas correctas y enfocadas al progreso de todos como nación.
Si ya sabemos que cada inicio de año se da el fenómeno "cuesta de enero", lo que tenemos que hacer es prepararnos para enfrentarla, o incluso, evitarla.
Lo mismo sucede con las temporadas bajas, y con el famoso "piojillo". En México, nos inventamos nuestras propias crisis porque no hemos sido capaces de aplicarnos en estudiar y ser más ordenados y disciplinados, para que ayudados por la profecía Pigmalión, hagamos realidad esa vida desahogada económicamente y progresista, para no padecer más de hambre y de problemas políticos y sociales, que son los que realmente han sido producto de esa falta de credibilidad de que podemos tener una mejor vida.
Afortunadamente, en algunas dependencias púbicas, de los tres órdenes de Gobierno, hay líderes y personas que aplican el efecto Pigmalión, y han sacado adelante, de manera exitosa, programas y trabajos que han permitido que el País esté de pie. Lo mismo, en las empresas, donde los inversionistas, dueños, y trabajadores, creen firmemente en el éxito, porque han logrado, y es por eso que vemos muchos negocios de una gran calidad y prestigio. Y así, el efecto Pigmalión, lo vemos favoreciendo a familias e individuos.
Es sumamente necesario, que más allá de seguir nutriendo nuestros pensamientos con negatividad y con la creencia de que es imposible lograr ciertas cosas que necesitamos, debemos enfocar todo lo que deseemos con el efecto Pigmalión, de modo que aseguremos la autorealización de todos nuestros propósitos relacionados con una vida mejor, en todos los sentidos.
Debemos empezar ahorita mismo a utilizar de manera positiva el efecto Pigmalión, para salir lo más pronto posible de todos los problemas que nos afectan tanto, que lo único que nos provoca es creer menos en que podemos tener una vida mejor.
Es importante tener cuidado, porque el efecto Pigmalión, no distingue entre lo bueno y lo malo del resultado, simplemente actúa y ya. No olvidemos que somos susceptibles de que lo que pensemos que va a pasarnos, inconscientemente haremos lo posible por amoldar la realidad a ese pensamiento. Por lo tanto, debemos ser conscientes de ello, para no atraer lo negativo con ese tipo de pensamientos abonados por la incredulidad, la duda o la desconfianza. Aun cuando en realidad un problema no se puede resolver, como la pérdida de un ser querido, pensar que uno nunca se va a recuperar de ese dolor tan intenso, el efecto Pigmalión actúa, y la profecía se autocumple: el dolor no cesa y se incrementa con los días y los años. Pero, si pensamos lo contrario, que es posible superar ese dolor que deja la partida de un ser querido, sin duda, cuando el proceso natural de zozobra culmine, la paz y la tranquilidad volverán, y el dolor habrá desaparecido casi por completo.
Amoldemos nuestro pensamiento hacia realidades positivas y progresistas, aun cuando haya obstáculos, ya que sin duda el efecto Pigmalión, aplicado de forma positiva, nos conducirá siempre, y con toda seguridad, a un logro exitoso.
Consultor e instructor empresarial
oscarfosados@yahoo.com.mx
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