Las falacias lógicas: falsos argumentos que pueden llevar a tu empresa familiar al desastre

Cimentar el éxito de una empresa familiar sobre la lógica y la racionalidad es una estrategia fundamental que debe aplicarse en el trabajo diario para evitar decisiones basadas en engaños
    En el mundo de los negocios, existen innumerables falacias lógicas que pueden desviar a una empresa familiar del camino hacia el éxito.

    Podríamos pensar que todas las decisiones dentro de una empresa familiar están guiadas por la lógica. Sin embargo, en el día a día es común encontrarse con argumentos falsos que pueden ser fuente de conflicto. Para ilustrar esta situación, quiero compartir una fábula africana que me llegó hace algún tiempo.

    Érase una vez una hiena que, lejos de su manada, encontró un cabrito muerto. Decidió ocultarlo para disfrutarlo sola. Cuando sus compañeras se acercaron, les mintió diciendo: “Acabo de darme un festín con un montón de reses que las personas del pueblo tiraron al basurero”. La manada, emocionada por la noticia, corrió al lugar, levantando una gran polvareda. La hiena, al ver semejante alboroto, cayó en su propia trampa y pensó: “Debe ser cierto lo que les conté, nunca había visto tanta emoción”. Así que corrió tras ellas, olvidándose del cabrito.

    La hiena fue víctima de su propio argumento falso. En el mundo empresarial, muchas empresas familiares caen en este tipo de falacias lógicas que pueden desviarlas de su rumbo hacia el éxito. A continuación, algunos ejemplos que ayudarán al líder a construir una estrategia basada en argumentos sólidos y racionales.

    1. La reputación no es un argumento en sí misma

    Es válido argumentar basándose en lo que dice una autoridad, siempre que se haga de manera lógica y fundamentada en hechos. Sin embargo, muchas empresas se aferran al “siempre lo hemos hecho así”, cayendo en la falacia de autoridad. Un claro ejemplo es el de Pan Am Airlines, que no supo adaptarse al mercado moderno a pesar de haber sido la aerolínea más grande del mundo durante seis décadas.

    2. Apostar por el cambio no significa dirigirse al desastre

    Algunas empresas familiares se niegan a realizar cambios en su gestión, creyendo que esto inevitablemente llevará al caos, lo que constituye una “falacia de la pendiente resbaladiza”. Un caso típico es pensar que la implementación de un gobierno corporativo será un proceso agotador que resultará en la pérdida de control de la empresa. Sin embargo, estadísticas muestran que el 67% de las organizaciones que apostaron por la institucionalización lograron mejoras financieras.

    3. Ser pionero no garantiza el éxito

    Cuando una empresa familiar busca expandirse, puede caer en la falacia de creer que la innovación por sí sola garantiza resultados. Esto es peligroso si no se acompaña de un análisis adecuado de la información y de una correcta evaluación de riesgos. Lehman Brothers es un ejemplo de esta falacia: apostaron irresponsablemente por hipotecas insostenibles, creyendo sin pruebas que su estrategia funcionaría, lo que los llevó al colapso.

    Guiar una empresa familiar de manera consciente, responsable y racional no es tarea fácil. La inteligencia y el análisis riguroso de cada situación son las herramientas esenciales del liderazgo para evitar caer en engaños peligrosos.

    Al final, las falacias lógicas pueden parecer inofensivas, pero su impacto es devastador. Curiosamente, cuanto más convencidos estamos de la verdad de nuestros falsos argumentos, más lejos nos llevan del éxito. Tal como le sucedió a la hiena, a veces las mayores trampas son las que uno mismo se tiende.