La gestión emocional del emprendimiento

    La motivación intrínseca, como la satisfacción personal y la realización de sueños, juega un papel importante en la decisión de emprender. En todos estos casos, la psicología financiera puede proporcionar herramientas para gestionar el estrés y las incertidumbres que vienen con el emprendimiento

    Emprender es una aventura que combina tanto desafíos como recompensas. Las motivaciones detrás del emprendimiento pueden ser tan diversas como las personas que lo emprenden. Desde el deseo de independencia financiera hasta la pasión por una idea innovadora, solucionar un problema a muchas personas o atender algún tipo de satisfacción hace que los emprendedores suelan estar impulsados por una mezcla de factores económicos y emocionales. Sin embargo, la gestión emocional de ser emprendedor es crucial para el éxito a largo plazo, y aquí es donde entra en juego la psicología financiera.

    Las razones por las cuales emprendemos son numerosas y variadas. Algunas personas buscan la independencia financiera y el control sobre su destino laboral debido a malas experiencias del pasado. Otros están motivados por la pasión por una idea o un producto innovador. También existe el deseo de contribuir a la sociedad o de resolver un problema específico. La motivación intrínseca, como la satisfacción personal y la realización de sueños, juega un papel importante en la decisión de emprender. En todos estos casos, la psicología financiera puede proporcionar herramientas para gestionar el estrés y las incertidumbres que vienen con el emprendimiento.

    No solo necesitamos razones, sino una utilidad más allá para emprender, por lo que es esencial entender los objetivos a largo plazo. ¿Queremos construir un negocio sostenible que se convierta en una fuente estable de ingresos? ¿O estamos buscando un crecimiento rápido y la oportunidad de vender el negocio en el futuro? La claridad en los objetivos puede ayudar a los emprendedores a tomar decisiones financieras informadas y a gestionar mejor las emociones que surgen durante el proceso.

    Un tema crucial y que se convierte en un comportamiento que declara el éxito o fracaso en anticipado a los emprendimientos del empresario es la decisión diaria sobre cómo manejar sus finanzas personales, aquí este tema juega un papel fundamental. La tendencia a buscar inversiones seguras y estables puede estar impulsada por el miedo al fracaso o la aversión al riesgo, sin embargo, los emprendedores exitosos a menudo deben equilibrar estas inversiones seguras con aquellas que tienen un potencial de alto rendimiento pero que también conllevan un mayor riesgo, es aquí donde la gestión emocional de este equilibrio es crucial para tomar decisiones financieras que apoyen el crecimiento del negocio sin comprometer la estabilidad personal.

    Es por ello qué gran parte de los emprendedores consideran las ganancias de las empresas o del emprendimiento recién nacido como suyas, y no como un “colchón” para el futuro, por lo que la tentación.

    De tomar una mala decisión respecto del uso del dinero es común y sus consecuencias con gratificaciones inmediatas. Ya sea un automóvil nuevo, vacaciones de lujo o mejoras en el estilo de vida, es fácil justificar estos gastos como recompensas por el arduo trabajo. Sin embargo, la psicología financiera nos enseña la importancia de la moderación y la planificación a largo plazo. El gasto excesivo puede poner en peligro la viabilidad del negocio y la seguridad financiera personal. Por lo tanto, es esencial desarrollar hábitos financieros saludables que equilibren el disfrute presente con la inversión futura.

    Una de las cuestiones más difíciles de atender por los emprendedores, es reinvertir en el negocio como una una estrategia consistente; ya sea en marketing, desarrollo de productos o expansión de la infraestructura, reinvertir puede acelerar el crecimiento del negocio y aumentar su valor a largo plazo. Sin embargo, esta estrategia también viene con su propio conjunto de desafíos emocionales. La presión de mantener el negocio en crecimiento y la incertidumbre de los resultados pueden generar estrés y ansiedad, por lo que los emprendedores deben desarrollar una mentalidad resiliente y contar con un proceso de toma de decisiones basadas en datos y no en emociones.

    El miedo al fracaso es una de las emociones más paralizantes para ellos, pensar siquiera en la posibilidad de que el negocio no prospere puede llevar a decisiones conservadoras que limitan el potencial de crecimiento como en su momento lo vimos en tiempos de pandemia. Las enseñanzas de cada proceso de aprendizaje nos hacen ver el fracaso no como un final, sino como una oportunidad de aprendizaje y el puente hacia la siguiente oportunidad corregida y aumentada, este cambio de perspectiva puede reducir el miedo y fomentar una actitud más audaz y experimentadora. Un plan financiero de contingencia y una red de apoyo puede proporcionar una sensación de seguridad y reducir la ansiedad.

    El emprendimiento es una travesía que no solo implica decisiones financieras estratégicas, sino también una gestión emocional robusta, existen múltiples herramientas valiosas para ayudar a los emprendedores a navegar por las incertidumbres y desafíos emocionales que conlleva iniciar y hacer crecer un negocio. Al entender las motivaciones, gestionar las inversiones y abordar el miedo al fracaso, los emprendedores pueden no solo sobrevivir, sino prosperar en su viaje empresarial, si y solo si, empiezan a ser conscientes de ello y a tomar acción.

    Maestro en Administración de Negocios en el área de Finanzas

    Fundador de Psicología Financiera

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